Fran Escribá representa la escuela de técnicos discretos y directos que dicen lo que piensa con disertaciones categóricas y didácticas
Lo ha hecho otra vez y no es la primera. No descarga el diluvio universal ni el cielo reclama en sacrificio a los primogénitos tras sus razonamientos, pero cada vez que Fran Escribá habla sobre asuntos de rabiosa actualidad, en la sala de prensa retumba el eco de algunas de sus bombas con pétalos. Es un técnico discreto y un hombre de club que sobre todas las cosas cree en sí mismo, lo que refuerza con una sinceridad pasmosa y muy pocos brindis al tópico. Un profesional de primera en todos los sentidos que, aun con con los tics costumbristas habituales en sus colegas, está al frente de un proyecto muy alejado de sus ambiciones. Si tuviera un equipo como dios manda para competir de verdad y con regularidad, de lo que se lamenta sin disimulo a diario, seguramente sería el piloto perfecto para conducir al Real Zaragoza a Primera División. Se le nota que podría ser más feliz y que bastantes cosas de las que le prometieron, se han quedado en el cántaro de la lechera.
Esta mañana ha dejado varias perlas en su comparecencia al ser cuestionado sobre el fin del mercado y sus consecuencias. Sin fruncir el ceño, hasta con delicadeza, ha dicho que se siente incómodo trabajando con tanta gente en la plantilla, producto de la imposibilidad de dar salida a futbolistas con los que no cuenta, y que en un marco de respeto hacia todos los que tienen contrato, se centrará en los jugadores en los que confía. El carrito del pescado tiene ya tres nombres inscritos y ninguno de ellos ha aparecido en la lista de convocados para el encuentro de mañana en Andorra: Vigaray, Quinteros e Igbekeme, sobre el que ha afirmado que no piensa utilizarlo en lo que resta de temporada, viajan en ese vehículo marginal. Lo que parece una falta de tacto con el nigeriano es, sencillamente, la gestión de alguien que debe administrar lo mejor posible un contexto complicado que esperaba eludir. James, con un más que generoso contrato hasta 2024, ha elegido quedarse pese que estaba advertido por Escribá.
El técnico también ha querido dejar claro que Alarcón y Bebé mejoran el equipo, pero ha puntualizado que ni el chileno ni el caboverdiano han sido peticiones personales suyas, algo que, en el caso del centrocampista, se daba por hecho. Se sobreentiende que en su lista de solicitudes para cubrir esos puestos había otros elegidos y que la doble cesión no colma sus aspiraciones ni en número ni en prestaciones. Una vez hecho ese apunte, ha elogiado a Bebé, su experiencia y sus habilidades ya conocidas, consciente de que sobre todo va a necesitar de los que ya estaban para sufrir lo menos posible. Sin chocar frontalmente con la dirección deportiva por los mínimos nutrientes que ha aportado al Real Zaragoza en esta ventana, Escribá va a seguir adelante para exprimir lo mejor que pueda a un conjunto insuficiente. Lo hará con elegancia y fino bisturí si hay que criticar lo que haya que criticar, errores impropios en ataque y en defensa, falta de concentración e implicación individual o expulsiones inaceptables. Siempre vistiendo esas bombas de pétalos y enseñanzas sin levantar la voz pero con el tono adecuado para que sus mensajes lleguen con el ruido de la verdad que nunca esconde.
Que Fran E scribá haya dicho algo similar a si estoy el año que viene aquí en Zaragoza,es un signo inequívoco de que la situación en la organización deportiva es mala.
El director deportivo reconoce unos errores que son impropios de un dirigente de máximo nivel tras 13 años y medio. Debería haber dimitido ya. Que desde abril del año pasado lleva diseñando este equipo y han pasado ya dos ventanas de fichajes.
Que tenga que decir Escribá que el no quería deshacerse de Luna el último vida y por la puerta de atrás al equipo de las sinergias es bochornoso y un primer avisoo de lo que se avecina con los dos consejeros amigos de Miguel Ángel Gil Marín, Emilio Cruz y Mariano Aguilar.
Está solo el entrenador y en el momento que consiga la permanencia notará el vacío y la falta de aire.
Los buitres, que no los fondos, ya ven la presa porque los cuervos y urracas se han lanzado ya a por la pieza, y con el brillo de sus alas han hecho llegar al buitre quien es el siguiente en desaparecer.
Cruel realidad.