La fractura de tobillo de Mollejo, los sucesivos problemas musculares de Azón y la ausencia competitiva de Gueye ponen en riesgo el por ahora innegociable 1-4-4-2 de Fran Escribá
El primer mandamiento que ordenó Fran Escribá al responsabilizarse de la dirección del Real Zaragoza fue jugar con dos delanteros en un sistema 1-4-4-2, el dibujo táctico que más le ha seducido a lo largo de su trayectoria profesional como entrenador. El técnico alineó en la Copa ante el Diocesano a Giuliano y Gueye para dotar de sello de identidad más ofensivo al conjunto aragonés. Tuvo que renunciar a ese plan en el descanso ante la ineficacia del senegalés en una eliminatoria que acabó perdiéndose. Pese a ese mal trago, no ha dejado de insistir en formar con un par de puntas, lo que ha dotado al equipo de algo más de gol, pero sobre todo de una personalidad atrevida al margen de los resultados y de la puntería.
A Escribá se le presenta un problema de calado a partir de ahora y posiblemente durante muchas jornadas sin fecha de caducidad a la vista. Giuliano y Mollejo han sido la avanzadilla habitual desde La Rosaleda ante la imposibilidad de reunir a piñón fijo a la pareja más deseada, el argentino y Azón. Se han desvinculado por dos nuevas y fallidas apuestas en la alineación por el africano en Albacete y en La Cerámica y por la molestias lumbares de Simeone, mientras que frente a la Ponferradina se produjo la configuración más valiente hasta la fecha con Azón uniéndose a esa avanzadilla. La fractura de tobillo del toledano en Andorra, lo que es probable que le impida regresar en lo que resta de temporada, y las constantes molestias musculares del canterano, al que se la ha detectado un pequeño rotura fibrilar que se suma a su particular vía crucis, amenazan seriamente el 1-4-4-2 de Escribá.
A esa ocupación de la enfermería de futbolistas ofensivos hay que añadir la irreparable ausencia competitiva y productiva de Makhtar Gueye, una pieza que siempre entra en las citaciones pese a no aportar nada positivo. No sólo no se ha estrenado como artillero, sino que además ha dejado un reguero de intervenciones que cuestionan el mínimo de calidad exigible para jugar en Segunda División. El panorama a estas horas es desolador para seguir imprimiendo al Real Zaragoza el carácter que quiere su entrenador. Sólo queda Giuliano como representante cualificado en ataque, ya que posibilidad de recurrir a Puche como fijo en los planes iniciales o al filial como recurso puntual no parece convencer al técnico. Naranjo ha estado en cuatro citaciones sin que haya saltado al campo –en la última fue descartado–.
A bote pronto, la única opción que le queda a Escribá para preservar la dupla de asalto es situar a Bebé lo más próximo posible a Giuliano, una variante que va contra la naturaleza del caboverdiano pese a que se haya desenvuelto en ocasiones como delantero casual. Bebé posee un catálogo variado y alcanza notoriedad en la anarquía como se evidenció en ese contragolpe en Andorra al que acudió para movilizarse y finalizar como un 9, pero su mejor fútbol arranca desde el extremo, desde donde, de cara y no de espaldas, mejor activa su velocidad y el gatillo. Escribá, que se ha dedicado desde el primer día a solventar problemas, tiene ante sí un reto o una decisión. Las cuentas para continuar con dos delanteros no le salen.
Ya lo que nos faltaba y ese rumor de que el VALENCIA, quiere a nuestro entrenador es verdad, lo que nos faltaba ojalá sea un rumor injustificable, porque sino apaga y vámonos creo que ahora mismo es la noticia, y se me viene una pregunta quien trajo a FRAN ESCRIBA, CORDERO desde luego no, fue Torrecilla, tiene esto algo que ver . Y el partido del sábado a la vuelta de la esquina y sale este rumor, jolines todo le ocurre a nuestro REAL ZARAGOZA .