Pau Sans y el gol psicológico

Sólo una catástrofe podría implicar al Real Zaragoza en el descenso. Sólo un milagro, en el que ya no cree ni Fran Escribá, le haría aparecer en la sexta posición al final de temporada. Bastante más cerca de lo humano que lo divino, el conjunto aragonés juega este lunes en Málaga (21.00) para evitar una recta final con curvas peligrosas. A La Rosaleda, donde le espera un rival con respiración asistida y, lo peor, de uñas con su afición, acude para conseguir tres puntos que detendrían el ya de por sí débil pulso de los andaluces y le permitirían transitar con mayor comodidad hacia esa ventana de verano por donde, según la propiedad, entrará el sol de un nuevo porvenir.

No es un encuentro trampa sino un partido rebosante de cepos. La distancia en la clasificación es considerable –once puntos favorable el Real Zaragoza–, pero por mucho que el Málaga insista en bordear el acantilado del suicidio, dispone de futbolistas que una jornada cualquiera pueden decidir empujarte por él. Un compañero de viaje nada fiable por monumental que sea su depresión y por terrible el fracaso de su proyecto. Escribá sabe perfectamente de lo que habla principalmente porque conoce muy bien las limitaciones de su plantilla, concentradas en su mayor parte en el gol. El técnico ha logrado que se generen más ocasiones y disparos, pero no elevar la puntería, un aspecto que pertenece más a la naturaleza que al entrenamiento.

La importancia de marcar primero redobla su importancia en esta cita. En el caso de que sea el equipo de Escribá, su efecto sería devastador porque La Rosaleda se pondría a hervir contra un Málaga que se ha hecho antipático para sus seguidores. Un gol psicológico en toda su dimensión para beneficio propio y cicuta para el doliente Málaga. La cuestión es saber quién puede acertar con la portería después de que Giuliano, el pichichi, se haya frenado en sus últimas cinco apariciones y con Mollejo y Azón residentes en la enfermería. Bebé ha tomado el relevo con sus dianas consecutivas en Andorra, debut en el que dio la victoria a sus compañeros, y en la paliza frente al Alavés, donde facturó una obra de arte para maquillar las penas.

Las bombas guiadas del portugués no es un mal recurso al que agarrarse, pero el Real Zaragoza necesita algo más. Que regrese, por ejemplo, el Giuliano canchero pero también matador o, si se da el caso, que Pau Sans acierte con lo que que falló en su estreno. El juvenil, junto a Bebé, se ha convertido en 22 minutos en el principal aliciente de un equipo muy plano sobre todo en ataque. El chico, que tiene unas referencias inmejorables, se ha colado en el cuarto oscuro con una bombilla y Escribá tantea la posibilidad de darle la titularidad. El técnico tendrá que decidir si continuar con Puche o entregarle la espada de matar a Sans, quien a sus 18 años no parece preocuparle el morlaco que le pongan enfrente.

Donde sí habrá cambios es en defensa. O así lo insinuó el técnico valenciano. El 1-4 fue un castigo que, por mucho que se quiera disimular, ha dejado heridas y heridos por el camino, con Francés y Jair muy señalados, aunque seguramente el castigado sea el canterano, en horas bajas, para que Lluís López ocupe su lugar. El otro retoque afectará a la medular con la vuelta de Bermejo a una línea de la que desaparecerá Vada y en la que seguirán, salvo sorpresa, Zapater y Francho además de Bebé. El encuentro exige picardía porque el Málaga está de los nervios, «pero somos un equipo muy noble, no sabemos jugar al otro fútbol», reconoció Escribá. Lo que de verdad pide este compromiso, como todos, es gol, con una enorme cantidad de nutrientes anímicos en el contexto que se disputa. Si es de Pau Sans y supone el triunfo, un estupenda mezcla color de rosa para este cuento que es el Real Zaragoza, una cenicienta con príncipe azul multipropietario sin más reino que la medianía.

One comment on “Pau Sans y el gol psicológico

  • Luceni , Direct link to comment

    Al ritmo que va y con el calendario que viene y los recursos que tiene el Zaragoza este curso no llega a los 50 puntos. Al tiempo

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