El Real Zaragoza juega para superar al Huesca en la tabla en el primer choque entre ambos en el estadio oscense donde sólo está en disputa el orgullo
Con 38 puntos, el Real Zaragoza se desplazará a El Alcoraz sin marejada de fondo, todavía sin confirmar su permanencia pero cada vez más cerca, proximidad que acortaría aún más en caso de ganar. Con 41 puntos, a la SD Huesca se le ha escapado la promoción de ascenso por su complacencia a domicilio en contraste con su fortaleza casera. Por primera vez desde que ambos han coincidido en Segunda en Liga, este duelo de máxima rivalidad deportiva y social se jugará en el campo oscense sin más tensión en el resultado que el orgullo y la venganza, dos ingredientes ya de por sí atractivos cuando se cruzan en el camino. Está sobre el tapete el honor clasificatorio para el equipo de Escribá, que si vence superaría al de Ziganda, vapuleado en La Romareda por 3-0 y dispuesto a no dejarse cazar y, por supuesto, a reparar la afrenta de la ida.
Nunca antes este encuentro de soterrada y al mismo tiempo perfectamente visible hostilidad vecinal por episodios que han sacudido césped y oficinas se había celebrado sin objetivos ambiciosos en El Alcoraz. Siempre había un motivo de peso para que la atmósfera estuviera cargada de electricidad entre las aficiones y de trascendencia a corto o largo plazo. Esa vez no decaerá la tirantez instalada desde hace mucho entre ambos clubes, pero en medio de dos proyectos fracasados a su manera. El del Real Zaragoza por su abulia en el aterrizaje de una nueva propiedad que no le ha dado vuelo alguno a la plantilla, más bien al contrario; el del Huesca, pese a su apuesta por una pareja de buenos profesonales, Martín González y Ziganda, lastrado por una economía insuficiente y por la incapacidad para dar lustre ofensivo al equipo. Van de la mano en la tristeza goleadora y de otras lánguidas decisiones.
Antes, siempre hubo motivos para la ebullición previa, real o un poco forzada, en todos los Huesca-Real Zaragoza. Aquella primera cita con el gol de Ander Herrera camino del ascenso directo con Marcelino al mando trajo otras contiendas en absoluto indiferentes como la del empate 1-1 (goles de Dongou y Samu Sáiz) con el conjunto de Carreras en posiciones de playoff o una temporada después, en la 16-17, un 2-3 para los zaragocistas con doblete de Dongou que, sin embargo, no influyó para los altoaragoneses finalizaran en zona de promoción. En la 17-18, el 3-1 para los locales con un par de tantos de Cucho Hernández –el último para reducir el riesgo del 2-1 firmado por Zapater de falta directa– y otro de Melero ayudaron a lanzar a los azulgrana hacia la segunda plaza y su primer ascenso histórico a Primera.
Las dos últimas colisiones en territorio oscense tuvieron un considerable contraste. La primera de ellas acabó con triunfo por 2-1 del equipo de Míchel (Okazaki y Soro enviaron en partido al descanso en empate y Josue Sá lo desequilibró), antes de que la pandemia se cebara con el planeta, antes de que aquella falta de Pulido sobre Puado quedara impune y en la continuación Galán rubricara la victoria del Huesca para depresión absoluta del Real Zaragoza y catarsis de los azulgrana, que volvieron a la élite como campeones de la categoría. El curso pasado, El Alcoraz reunió a dos conjuntos tras el último vagón para el playoff. No se negociaba el empate, pero se empató sin gracia (primero marcó Seoane y luego Azón) y ambos descarrilaron de sus mínimas esperanzas.
En esta ocasión, la confrontación en El Alcoraz guarda el siempre sugerente cruce de sables entre dos duelistas que compiten durante la última década por la supremacía comunitaria en Segunda, pero a una distancia estimable de metas seductoras. Para el Real Zaragoza tiene el peso de acariciar la tranquilidad casi completa y el premio en nada menor de adelantar a su enemigo más íntimo a estas alturas del torneo. El Huesca, que en casa sólo se ha visto superado por el Cartagena, no va a permitir que después del 3-0 en El Municipal le vuelvan a humillar ante su afición. El honor, sin un bocado más sabroso de por medio, no deja de ser un excelente plato que degustar aun en la frialdad de este curso.