La mejor defensa de la década

Con 33 goles en contra, la actual retaguardia del Real Zaragoza es la más segura de este suplicio de diez años por Segunda, fundamental para compensar uno de los ataque más pobres y amarrar la permanencia

Hay un elevado empeño por edulcorar la actual temporada del Real Zaragoza, que lleva un punto menos que el del curso anterior a estas alturas, la jornada 36. Sus ocho jornadas consecutivas sin perder, acicaladas por tres victorias (Leganés, sobre todo Granada por ser la primera contra uno de los grandes y contra un Racing que se decapitó en el minuto 22) han suavizado la crítica y, lo más importante, han servido para que la permanencia quede resuelta de forma virtual sin congojas de última hora. En esta fase de suma constante (14 de 24), el equipo, sensiblemente contagiado y audaz por la recuperación de Iván Azón, ha marcado once goles, un 32% de los 34 con los que cuenta hasta la fecha, una cantidad con valor añadido por los problemas subyacentes de su bajo perfil ofensivo. Sin embargo, lo que le ha permitido subir peldaños y no bajarlos en esta notable racha de la sexta campaña jugando con fuego ha sido su solidez defensiva, tanto con Juan Carlos Carcedo como con Fran Escribá, para convertirse por ahora en la mejor retaguardia de este martirio de diez años por Segunda.

El conjunto aragonés ha encajado 33 tantos. Si no fuera por las catástrofes ante Alavés y Málaga, seguramente sus números de seguridad serían de los mejores de la categoría. Las 14 porterías a cero, seis con Carcedo y ocho con Escribá) ratifican la fortaleza del Real Zaragoza en este sentido y su capacidad para reducir al máximo el potencial atacante de sus rivales, que a duras penas le crean ocasiones, y si lo logran se estampan con el siempre resolutivo Cristian Álvarez. A falta de seis fechas para el final de la competición, nunca había exhibido un cerrojo con tantas llaves. No es casualidad que los dos anteriores ejercicios figuren también entre sus más altas fortificaciones defensivas. Con el mismo lastre arriba, Juan Ignacio Martínez se ocupó de que el Real Zaragoza se esmerara en protegerse. Con ese mandamiento exclusivo, el Real Zaragoza se plantó en este punto con 37 y 34 tantos recibidos en los cursos 2021-2022 y 2020-2021. Fran Escribá, con otras herramientas pero los mismos principios, ha seguido la huella de JIM. Ni en los tiempos más felices de este tormentoso itinerario se habían mostrado tantas robustez en cuestiones de conservación. Con Natxo González en la temporada 2017-2018 se habían recogido 34 balones de dentro de la portería, los mismos que la 2014-2015 con Ranko Popovic y Lluís Carreras.

Con seis encuentros por delante, el asunto de la salvación decidido a falta del sello oficial y la calma instalada en un Real Zaragoza que ha canjeado su preocupación por un fútbol más suelto y coral, queda pendiente un asunto que está al alcance de su mano: la mejor clasificación final de esa media docena de años al límite, un tema nada baladí y que engrosaría su economía de cara al próximo proyecto. Los compromisos consecutivos que se presentan contra Eibar en Ipurúa y Las Palmas en La Romareda, dos adversarios con dudas y vértigos en los últimos encuentros (una victoria en siete partidos de los insulares y cuatro sin vencer de los armeros), establecerán en gran medida dónde puede estar su techo. Oviedo, Cartagena, Ibiza y Tenerife le ofrecen la posibilidad de confirmar si estará por encima de los 56 puntos del curso pasado, su mejor registro de los peores, cuando bajó en telón en el décimo puesto. Con 47 puntos y 18 en disputa, la opción de superar esa barrera se antoja factible. Más aún si prolonga su argumento de mayor peso, la defensa más impermeable de la década de los disgustos.

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