Crónica de sucesos del ‘paragigantes’

El Real Zaragoza, que vuelve a ponerse por delante tras perder a Giuliano por lesión, ve cómo el Las Palmas le empata de penalti y termina el partido con Fuentes de portero por expulsión de Cristian

Si algo se ha ganado el Real Zaragoza en este tramo de la competición es la calificación de paragigantes. Y no de cualquier forma, sino exhibiendo atrevimiento, voluntad y ambición incluso en situaciones tan complicadas como contra el Las Palmas, a quien redujo para adelantarse en el marcador después de perder a los diez minutos por lesión de rodilla a Giuliano, a más de la mitad de su corazón ofensivo. Los canarios no encontraron la forma de hincarle el diente al equipo de Fran Escribá después de que marcara Bebé y sólo un brazo inoportuno de Nieto muy avanzada la segunda parte impidió que se lograra la cuarta victoria consecutiva en casa, un penalti que Jonathan Viera no perdonó. Lo que sí consiguió fue salir de esta eterna curva del calendario con la cabeza muy alta, más en muchos casos que los cinco primeros clasificados a los que ha hecho sufrir de lo lindo, sobre todo a un Granada al que tumbó en El Municipal. Sobre una roca competitiva Fran Escribá ha edificado un equipo deslenguado e inconformista que mantiene el pulso con un once titular y que resiste como puede cuando no queda otra que recurrir a los reservistas. El equipo acabó el encuentro sin el ya mencionado Simeone, Azón ni Bebé, con Puche, Gueye y Fuentes de interior y de repente en un papel inesperado… Invencible diez jornadas consecutivas. Más no se le puede pedir.

El partido comenzó siendo una crónica de sucesos desde muy temprano, cuando Giuliano se dañó su rodilla e hizo todo lo posible para continuar con claras muestras de dolor. Y acabó con el Real Zaragoza con diez y Gabi Fuentes de portero los dos últimos minutos por una doble amarilla para Cristian, la primera por perder tiempo y la segunda por aplaudir la decisión del colegiado. El argentino se quedó como una estatua de sal, igual que toda La Romareda, atónito frente a esa decisión extrema del árbitro, que en lugar de ser condescendiente se lo tomó como una afrenta personal y puso al equipo aragonés en un contexto muy delicado, con todos los cambios ya realizados y Fuentes enfundándose la camiseta y los guantes de guardameta. El Las Palmas buscó su tiro de gracia para coger desprevenido al colombiano, pero no tuvo tiempo aunque Sandro lo intentara desde lejos para un rival que sólo al principio dejó huella de su calidad para irse perdiendo entre la niebla que formó el Real Zaragoza con su infatigable presión colectiva y una pesada nube de excesivos y plomizos adornos sureños.

Moleiro, Pejiño y Viera, los de casi siempre, amenazaron a Cristian. Sandro solicitó al arquero ante un tribunal examinador con un lanzamiento curvo al que el rosarino respondió con una espectacular exposición de cómo desviar una nido de alacranes a mano cambiada. Pero fue Bebé quien, tras una cabalgada larga de Gámez y un pase poco ortodoxo del lateral ante el que se resbaló Lemos, encaró sin piedad a Vallés. El gol calcificó al Las Palmas, sin fluidez y víctima de ese vértigo de las alturas que le tiene ya nueve citas sin tratarse con la victoria. El Real Zaragoza, afectado sin Giuliano pero guarnecido dentro de su habitual caparazón corporativista, comenzó a asomar el hocico, a incomodar y a sentirse capaz de todo con ese tanto del portugués y dos ocasiones anteriores de Bebé y Bermejo. No había belleza técnica en sus acciones, aunque sí una hermosa coordinación táctica para encogerse y estirarse, un acordeón blindado que estrujó al Las Palmas pese a que García Pimienta buscara soluciones en su rico guardarropa con Loren, Marc Cardona, Marvin y Kirian. Cuando todo estaba bajo control bajo la tutela de Jair, Grau y Francho, Moleiro le ganó la espalda a Nieto dentro del área y el defensa, en un gesto intiutivo, estiró el antebrazo una vez perdido el cuerpo al cuerpo. La dilatada revisión del VAR desveló que hubo penalti.

Sólo de esa forma podía igualar el Las Palmas y así lo hizo. Escribá sacó del campo a Azón, Bebé y Bermejo y más tarde, roja vengativa en mano, el colegiado lo hizo con Cristian. Zapater, Gueye, Vada y Fuentes de extremo y de portero… Aquello, con uno menos, olía a chamusquina, pero el Real Zaragoza ha adquirido un aura de equipo impermeable, superviviente a todo tipo de accidentes. Tampoco pudo ante el Las Palmas. Tampoco el Las Palmas pudo con este ejército con más artillería que soldados que en todas las batallas importantes ha jugado armado hasta los dientes para ganarse la permanencia sin apuros y sobre todo el respeto.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Fran Gámez, Lluís López, Jair, Nieto; Bermejo (Vada, 85′), Francho, Jaume Grau (Zapater, 85′), Bebé (Fuentes, 85′); Giuliano Simeone (Puche, 17′) e Iván Azón (Gueye, 73′).

Las Palmas: Valles; Lemos, Alex Suárez (Sidney, 64′) (Marc Cardona, 84′), Coco, Clemente (Kirian, 73′); Pejiño (Loren 73′), Loiodice, Mfulu (Marvin, 64′), Jonathan Viera, Moleiro; y Sandro.

Goles:  1-0 M. 58 Bebé. 1-1 M. 83 Viera de penalti.

Árbitro:  Milla Alvéndiz (andaluz). TA: Jaume Grau, Fuentes, Fran y Gueye TR: Cristian Alvarez (doble amarilla, 95′)/ Álex Suárez

Estadio: La Romareda, ante 18.907 espectadores

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