El Real Zaragoza debe estar en el lugar que le corresponde por historia. Este es uno de los principales argumentos para rebelarse a favor de un club de la dimensión deportiva y social del aragonés en su espantosa e inacabable condena en Segunda. Sus títulos, sus leyendas, su afición sólo conjugan con la grandeza. Durante los últimos diez años, que serán once desde que descendió, verlo luchar con el viento a favor o muy en contra ha sido un espectáculo en ningún caso agradable haya estado cerca del ascenso o a años luz del playoff, exhalando casi siempre el aliento de un magnífico ejemplar que se siente fuera de su ecosistema, temiendo incluso por su extinción. Una historia maravillosa y sin embargo tan mal cuidada por lo general sea quien sea su presidente, dueño o propietarios. Le falta por aprobar todavía esa asignatura que distingue a las instituciones que se enorgullecen de su pasado, de sus protagonistas, y reservan para la memoria un espacio cotidiano y ejemplar para el futuro. El listado de ilustres o ídolos que no han recibido el reconocimiento que se merecían es de una extensión considerable. Y si han sido reclamados, se ha hecho sin pasión alguna, con actos en muchas ocasiones de forzado agradecimiento si no por interés puntual. Se sabe de ellos por sus cumpleaños o por sus esquelas.
Esta tendencia al olvido o la desidia ha impregnado esa historia, lo sigue haciendo y esta temporada amenaza con seguir perpetuándose con un futbolista aún en activo, Alberto Zapater. El centrocampista, a punto de cumplir 38 años y de finalizar contrato, ha comunicado al club en la reunión sugerida por este que se ve para continuar tanto física como mentalmente. Sin duda es una percepción subjetiva, motivada además por la ilusión por prolongar su carrera en el equipo que tanto le ha dado y al que tanto ha entregado. Le han pedido un tiempo para pensárselo, un tiempo innecesario puesto que se posee la información suficiente para saber si el jugador, cuyas aspiraciones económicas son casi testimoniales, puede o no ser útil al proyecto del próximo curso, salvo que a estas horas se desconozca cuáles van a ser los recursos para la reconstrucción que se pretende de la plantilla. La ambigüedad señala al grupo de trabajo que lidera Sanllehí, pero sobre todo perjudica a un Zapater expuesto a ese juicio interno y al implacable veredicto de quienes estiman en público y sin ningún tipo de afecto que debe retirarse.
La opiniones, unas bien razonadas a favor o no de su continuidad y otras sustentadas en exclusiva en el peso de su DNI, se entrecuzan en este periodo, una herida abierta para el profesional, que se queda en un limbo que no le corresponde por lo que significa. En el momento que expresó su intención de prorrogar su compromiso, el club tendría que haberle respondido afirmativa o negativamente. La prórroga establecida por no se sabe qué condiciones, será mejor digerida por el centrocampista si cumple su sueño, que no es otro que ayudar a que el equipo alcance el suyo, pero han mostrado las dudas de la direcciones deportiva y técnica, algo que quizás el propio capitán debería valorar para dar un paso a un lado sin esperar a la contestación. Haga lo que haga y al margen de lo que consideren Cordero y Escribá, el ‘Zapater, te quiero’ ya es parte de la historia, al igual que un futbolista que, como un buen número sus antepasados, antes o después no han sido tratados con la deferencia que exige la historia universal del club.
Comparto su crítica a la falta de reconocimiento institucional a destacadisimos jugadores que tanto aportaron al equipo.
Dicho esto, Zapate se tiene merecido el reconocimiento por su trayectoria, aunque ésta no haya coincidido precisamente con las etapas más brillantes del Zaragoza.
Zapater no debe continuar en el equipo porque no reúne ya, las condiciones físicas exigidas en esta categoria. Sería una auténtica rémora para el nuevoproyecto. Escriba sólo cuenta con él, desde hace bastantes partidos, para que juegue los minutos finales. Plenamente consciente, como muchas aficionados que lo vemos, de sus carencias.
Procede su jubilación y un cargo en la sociedad deportiva.
Todo hace indicar que ALBERTICO ZAPATER, no lo quieren, pero nadie se atreve a decírselo , yo no voy a entrar si lo merece o no, pero lo que si creo es que debe de quedarse en el REAL ZARAGOZA, porque es un ejemplo para todos y personajes así de comprometidos en la causa como el CANTERANO ZAPATER, es un ejemplo para todos los críos que salen , yo por lo menos lo veo así, y me da la sensación que ZAPATER , para la tan esperada temporada 2023-24, no partirá de la partida, y el eterno capitán pasará a la historia BLANQUILLA .
En breve, después de tirar medio kilo a la basura con la contratación irresponsable de Gueye, la no continuidad de Zapater me parecería un gesto propio de sujetos despreciables sin moral ni ética.