El director deportivo busca completar la plantilla con un futbolista de desborde individual, algo de lo que carece un Real Zaragoza que ataca con poca sorpresa a la carrera
Juan Carlos Cordero busca la guinda en los once días que restan para el cierre de mercado. Que espere a Bebé para adornar el apetecible equipo que ha horneado este verano, cuyo titularidad en el Rayo se ha ensombrecido tras el fichaje de De Frutos por el club vallecano, tiene mucho sentido. El Real Zaragoza dispone de una relación de futbolistas donde se echa de menos la capacidad individual para desbordar. Sobra talento para dominar el balón, los partidos y para producir llegada, pero falta sumar imaginación en los espacios cortos ofensivos a la capacidad rematadora de Bakis, Azón y Enrich, o a la irrupción de Moya, Francho y un Mesa con olfato finalizador y visión panorámica que aun así no es un espacialista en el regate. La figura de Bermejo encajaría en ese perfil por calidad técnica, si bien el madrileño no ha terminado nunca de garantizar regularidad en su rendimiento.
La mayoría de las ocasiones generadas en las dos primeras jornadas y sobre todo los goles han venido prececedios por la insistencia, la presión alta y la precisión de los golpeos sin mediar una acción personalizada. La múltiple pelea de Azón condujo al tanto de Mesa, y dos despejes fatales de la defensa del Villarreal B fueron resueltos por un tiro excelente en fuerza y colocación de Francho. La diana de Francés que dio la victoria ante el Valladolid llegó como consecuencia de un rechace. Bakis y Azón pican los espacios, arrastran a sus marcadores y pugnan sin tomarse un segundo de aliento, valores que a lo largo de la temporada darán sus frutos. Por detrás de los dos tanques de combate, sin embargo, se necesitaría lo que busca Cordero, otra elemento vertical que abra el abanico atacante a la magia. Bebé es el hechicero ideal por muchas razones: encara, se va con cambios de ritmos o por habilidad con su tremenda zancada y lleva incorporado un formidable cañón de larga distancia. El problema contra el que impacta el ejecutivo para una segunda cesión es la cantidad que solicitarían los franjirrojos. El extremo cobra una nómina cercana al millón y medio de euros, y el Rayo pide que el Real Zaragoza se haga cargo de gran parte de la ficha.
Se negocia o se sueña con esa oportunidad final de mercado, la de una tipología de jugador especial y complicado de hallar en el ecosistema de Segunda y que conferiría al Real Zaragoza un herramienta quizás no esencial según se ha planificado la plantilla, pero sí enriquecedora para el arsenal de corredores de fondo de Fran Escribá. Peque, Tunde, Iván Sánchez, Rahmani, Manu Fuster, Hassan… Son algunos ejemplos del modelo de burlador que marca diferencias en esta categoría desde la artesanía. Bebé también y tiene un caché de Primera. Por eso Cordero acuna la esperanza de poner esa guinda dulce a un pastel que pide más azúcar.
Análisis impecable.