El 8-1 del Real Zaragoza al Espanyol, según Pérez Aguerri

El exjugador de Milagro participó en la mayor goleada del conjunto aragonés en su historia en Primera división

Félix Pérez Aguerri tenía 23 años cuando subió por fin a la primera plantilla del Real Zaragoza. Venía el equipo de ascender como una bala con Arsenio Iglesias, los 22 goles de Pichi Alonso, la brujería de Arrúa y un pulmón de acero bautizado como Víctor Muñoz que entre recuperaciones y balones perdidos llevaba al público del éxtasis a la ira. La Romareda, entonces, examinaba a cada futbolista en una implacable sala de radiología. Todavía se respiraba de lejos el perfume de los Magníficos y muy de cerca el aroma de los Zaraguayos. Esa mezcla de melancolías pedía otro frasco de fútbol exquisito, pero era una etapa de transición con un entrenador «nuevo y divertido, distinto. Vujadin Boskov hizo de cada ensayo un juego, una novedad, una sorpresa. Todo era balón y una variedad increíble e intensa de acciones del juego. Era muy bonito ir a entrenar cada mañana», cuenta Pérez Aguerri. Atrás quedaban las sesiones monocolor de entrenadores a piñón fijo. Hubo que sufrir para permanecer en Primera bajo el influjo de una curiosa dicotomía de rendimiento se jugara en casa o fuera. El Municipal se hizo inexpugnable y los desplazamientos, una derrota tras otra. Sin término medio. El serbio, antes de acabar el curso, firmó un acuerdo con el Madrid y al enterarse el presidente Armando Sisqués le sustituyó por Manolo Villanova en el último encuentro de Liga en Burgos.

Las goleadas se sucedían en el hogar. Era difícil irse del estadio sin ver ganar al equipo por tres o más tantos. El 25 de febrero de 1979 pasó por allí un Espanyol de cierto tronío que se quedó muy cerca de clasificarse para Europa. Entró por la puerta y salió por ella con un 8-1, la mayor paliza que daba el Real Zaragoza en su historia en Primera (luego se produjo otro 8-1 al Sevilla). «Yo estaba en el banquillo y salí a falta de 20 minutos por Lasa. Para mí resultaba una gran experiencia poder estar junto a Nino Arrúa pese a que estaba en su última temporada en el club. Aún era un espectáculo verle jugar en los partidos y sobre todo en los entrenamientos». Sobre el paraguayo hay opiniones encontradas en cuanto a su carácter, su personalidad en el campo, a su trato con algún compañero caso de Jordao. «No era egoísta. Entendía muy bien el juego y hacía participar a todo el equipo«, explica el excentrocampista de Milagro. «Le gustaba mucho participar en ataque, con la calidad que atesoraba para solucionar cualquier tipo de situación, y una gran claridad en el último pase, que es por lo que ahora se paga muchísimo dinero. Además era valiente y tenía gol«.

Félix Pérez Aguerri 

Pérez Aguerri saca la alineación y aparece Radomir Antic, elegante y quizás demasiado osado para su posición, lo que provocaba riesgos atrás. «Estaban Amorrortu, Juanjo, Oñaederra, India, Víctor Muñoz. Era mi primer año y el de Güerri. Era una etapa de aprendizaje. Solo pensaba en hacerme futbolista de Primera división». El que ya había pasado de curso era Pichi Alonso. Aquella tarde sacó la metralleta frente a los periquitos y marcó cinco goles al equipo donde acabaría su carrera profesional, con Urruti en la portería, su futuro compañero en el Barça de Menotti y Venables. «Todo lo que tocaba lo metía. Hizo tres de cabeza. Pichi poseía un golpecito delicado y buscaba zonas de aparición por sorpresa». El Espanyol se fue derrumbando. Allí nadie entendía nada. Ni Urruti, ni Canito, ni Longhi (exsegundo de Víctor Muñoz en el Zaragoza), ni Molinos (expresidente del Real Zaragoza) ni Marañón. «Y eso que tenían una defensa durísima con Lanchas, Osorio… Aquel día nos salió todo perfecto». Al recital de Alonso se unieron con tras dianas más Lasa, Amorrortu y Juanjo.

El exfutbolista navarro da un pincelada del Real Zaragoza actual que este sábado vuelve a encontrarse al Espanyol en otro escenario bien distinto para los dos. «Es complicado analizar la temporada, pero es cierto que habría que centralizarla en la falta de gol. Eso lo ha condicionado casi todo». Pérez Aguerri considera que Juan Ignacio Martínez ha sabido interpretar las necesidades del grupo y lo ha reunido en labores más defensivas. «Lo esta haciendo bastante bien. Cuando careces de armas ofensivas, te tienes que refugiar en lo colectivo, en el sacrificio». Aunque cree que el Real Zaragoza se salvará, prefiere «que sea cuanto antes. Todos sabemos que no se puede esperar a las dos últimas jornadas porque ocurre de todo. Hay buenos equipos que se relajan y otros necesitados que sacan lo mejor de sí mismos. Mejor no fiarse y, por supuesto, no depender de terceros «. Hay tan poca cosa arriba que tiene que marcar hasta el portero y de cabeza, como Pichi Alonso. «El gol de Cristian lo viví en casa con una alegría tremenda por excepcional y por lo que significaba. Quién sabe si ese punto que salvó significara la permanencia«, concluye.

 

ASÍ FUERON LOS CINCO GOLES DE PICHI ALONSO

Minuto 14: 2-1. Arrúa lanza una falta excelentemente a la cabeza de Alonso, quien introduce el balón por el lado derecho de Urruti.

Minuto 22: 3-1. Centro muy medido de India y nuevo remate de cabeza de Alonso, quien marca por el mismo lugar que en el tanto, anterior.

Minuto 45: 5-1. Nuevo fallo de la defensa blanquiazul, que permite a Juanjo robar un balón, entrar rápido en el área y pasar a Alonso, quien sin nadie delante remata a puerta vacía.

Minuto 48: 6-1. Lanzamiento en profundidad de Antic sobre Juanjo, a quien entra por detrás Longhi, derribándole. Claro penalti, que Alonso transforma.

Minuto 88: 8-1. Jugada personal de Antic por el extremo derecho, con centro medido a la cabeza de Alonso, quien bate al desacertado Urruti.

 

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