El Real Zaragoza alcanza la jornada 14 con tres goles de Mesa y Mollejo como mejores representantes en ataque y, por segunda vez en once temporadas, con esas pobres cifras anotadoras individuales a estas alturas de la competición
Sinan Bakis está fuera de combate, con el menisco de su rodilla derecha sometido a un tratamiento conservador que no especifica cuánto tiempo tardará en reincorporarse al equipo. El futbolista elegido como referencia ofensiva de un Real Zaragoza que aspiraba y aún lo hace aunque con mucha más moderación a luchar por el ascenso, se ha roto sin que en ninguno en los diez partidos en los que ha participado haya visto puerta. El turco, antes de caer en desgracia física, ya había dado muestras de que está lejos de la figura del matador clásico, algo que su biografía siempre ha constatado pese a la docena de dianas que hizo el curso pasado en el Andorra y que animó a Juan Carlos Cordero a pagar un millón de euros bruto por su contratación. El fichaje, por el momento y a la espera de que Bakis demuestre lo contrario cuando regrese, entra directamente en la lista de desastres de los últimos tiempos en la elección del ‘9’ como elemento fundamental –con la excepción de un Giuliano Simeone, que representó de forma sobresaliente ese papel sin pertenecer a la estirpe de los finalizadores natos–. En este caso con el matiz de una lesión de por medio que frena a un jugador que había entrado en fase depresiva.
Para comprender a este Real Zaragoza que arrancó a la velocidad de la luz y ahora deambula entre las sombras de los resultados es inevitable acudir al registro de sus mejores goleadores: Mesa, un mediapunta, y Mollejo, un merodeador del área, llevan tres dianas cada uno, mientras Azón, el eterno delantero centro de la casa, ha conseguido un par de ellas. Es la segunda ocasión en las once temporadas en Segunda que a estas alturas del campeonato el pichichi eventual suma una cifra tan baja. Giuliano Simeone había marcado tres veces en el curso pasado, y Vada, en la campaña anterior, lideraba la nómina de aciertos con cuatro tantos. Fran Escribá, aunque otorgue más méritos al premio Zamora, tiene un serio problema que por ahora camufla el global de 16 goles a favor, un guarismo por otra parte sólo superior a cuatro de las once temporadas desde que se produjo el último descenso –22-23, 21-22, 20-21 y 15-16–. La sequía de Bakis y la dolencia que sufre dejan por enésima vez al frente del batallón a Iván Azón, a un Sergi Enrich que cuenta poco para el entrenador y a la inspiración de los llegadores.
Borja Bastón y Luis Suárez se plantaron con 9 goles al término en 14ª jornada. Borja Iglesias lucía 7, mientras que Ángel firmaba 6, uno por delante de Lanzarote. Víctor Rodríguez y Henríquez compartían 5. En el registro de los que alcanzaron 4 figuran Vada, Narváez, Álvaro Vázquez y Ortuño. Este año, el undécimo, se registra la peor pegada de esta travesía en la que nombres como los de Gabriel Fernández, Vuckic, Sabin Merino y Gueye, además de Alegría y Álvaro Giménez, hicieron del Real Zaragoza el hazmerreír en el mercado de los arietes. La amenaza de que Bakis se integre en ese grupo al que ya ha llamado a la puerta pone los pelos de punta en un proyecto que tenía al turco como pieza maestra. Su falta de acierto ya encendió las alarmas. Su lesión traslada al conjunto aragonés a un escenario que Escribá deberá reinventar al menos durante mes y medio confiando en hallar una solución en nada sencilla y pendiente de que Bakis sea otro en 2024.