La apasionada puesta en escena de Julio Velázquez mostró un profesional arrebatador frente a los micrófonos y con un amplio dominio del lenguaje deportivo, porteador de múltiples mensajes sobre sus intenciones para reanimar al Real Zaragoza. Ese tsunami, perfectamente hilado y clarividente, tuvo un largo recorrido en la rueda de prensa, donde el entrenador inflamó con personalidad todos los caminos a recorrer para activar al equipo, ninguno especial en relación a los que la mayoría de los técnicos en etapas anticrisis marcan en su hoja de ruta inicial aunque economicen más las palabras. Habló de ambición pero con coherencia; descubrió que ha visto todos los partidos de un equipo con jugadores de muy alto nivel, y estableció entre sus preferencias una innegociable: que el grupo sea reconocible, tenga personalidad y sea versátil, que destile pasión y energía en el día a día. Que compita en un escenario realista. Velázquez, con un calendario de dura corteza por delante hasta el final de la primera vuelta (Albacete, Leganés, Espanyol, Amorebieta y Levante), sabe que para ese viaje necesita volver a llenar el depósito moral del equipo, ahora mismo en reserva. Un trabajo colectivo de reanimación que ya ha empezado a nivel colectivo y que deberá incidir en un plano personalizado. Este es en análisis de una plantilla muy herida y de los tratamientos individualizados que podrían sanarla. No en todos los casos.
Cristian
Divina fragilidad
Los años y su floreciente madurez le ha regalado un estatus muy elevado, pero también la lógica erosión del tiempo. Sus lesiones son anunciadas con razón por trompetas apocalípticas. Juan Carlos Cordero buscó en Yañez un escudo para las posibles ausencias del argentino, pero al final tuvo que decantarse por un Poussin que le ha salido rana. Cualquier objetivo, por supuesto el de seguir luchando por el acenso, pasan ineludiblemente por la mejor salud posible del rosarino.
Rebollo
Tercer portero
El heredero en caso de urgencia en la portería era Poussin, pero el derrumbamiento del francés por errores inadmisibles le dieron la titularidad. Bajo su aparente corrección, hay un futbolista corriente, muy del perfil de Ratón e incluso por debajo, lo que supone jugar a la lotería con un puesto capital. Tercer guardameta pese a que el destino le haya subido un escalón, es un parche nada convincente hasta el regreso de Cristian.
Poussin
Irrecuperable
Los pies se le anudaron en tres ocasiones y en otra perdió de vista a un enemigo que estaba a sus espaldas. No tiene más recorrido en el Real Zaragoza por la presión con que vive ya cada partido, insoportable recuerdo de lo que ha hecho perder al club. Nunca se sabrá cuál podría haber sido su nivel en circunstancias normales, pero es un profesional irrecuperable para la causa.
Borge
Duro aprendizaje
Últimamente ha sufrido bastante, pero el canterano, en ambos laterales, se ha comportado con una notable madurez en su duro aprendizaje en el primer equipo. Recto e imperturbable, cumplidor y fuerte defensivamente, superó con argumentos a Luna en las preferencias de Escribá cuando Nieto, Quentin y Gámez entraron en la enfermería. A su regularidad y buen criterio posicional se le echa de menos profundidad por el carril en un equipo sin extremos. Su proyección como defensor total es muy interesante, si bien el momento pide a alguien más completo que quizás no exista ahora mismo en nómina.
Mouriño
Estresado
Una apuesta de futuro del Atlético que recala en el Real Zaragoza como segundo o tercer central y que no termina de cuajar, en un estado de estrés constante. Pérdidas de balón en zonas prohibidas, entradas a destiempo… Su tremenda fortaleza, en lugar de potenciarle para el once le penaliza, como si no supiera administrar su poderosa naturaleza. Es una pieza a recuperar por el nuevo entrenador, pero ya claramente como alternativa.
Jair
Rescatar al central
Hasta antes de la semana trágica culminada con la derrota frete al Huesca, el portugués seguía la gruesa y recta línea del central intachable en lo físico, insuperable por arriba y categórico sin adornos por abajo. Los adversarios han detectado que si logran que la pelota pase por sus pies en el inicio del juego, tienen mucho ganado. Habría que liberarle de una responsabilidad que le supera y rescatarle para su oficio de preciso destructor.
Francés
Intocable por decreto
Sus viajes con la sub 21 le han salido caros al zaragozano y al equipo. Escribá, además, le sentó en el banquillo en un par de ocasiones por sus ausencias internacionales, una frivolidad inadmisible con un futbolista que es un lujo para esta categoría y para este Real Zaragoza. Casi todo lo que planee Velázquez pasa por el filtro de Francés.
Lluís López
La duda eterna
Mejorado con respecto anteriores temporadas, sólo ha aparecido en la alineación en tres ocasiones. El catalán sigue sembrado dudas, pero sería conveniente tenerle alerta, sobre todo si Mouriño sigue sin sujetar las riendas de sus nervios.
Lecoeuche
Más aprovechable
Está siendo el fichaje más rentable de Cordero, lo que dice mucho del francés y poco del resto de las nuevas incorporaciones. Su dinamismo y experiencia le han convertido casi en la única vía abierta para construir desde atrás sin que rebaje su tensión defensiva. Aun así su talento para los centros cuando emprende aventuras ofensivas no hallan respuesta en los atacantes. Un aspecto a trabajar.
Gámez
Necesario
Borge lo ha hecho bien en su ausencia, pero Gámez, sin ser un dechado de virtudes, tiene la capacidad no siempre bien gestionada de llegar hasta la línea de fondo, lo que descongestiona a un Real Zaragoza de interiores muy previsibles. De regreso de una lesión, su vuelta al equipo se contempla como algo necesario.
Nieto
Un lamento
Posiblemente en el mejor momento de su carrera, el isquiotibial le frenó en seco, lo que causó un enorme daño a la estructura del equipo cuando mejor funcionaba. Es poco probable que pueda volver esta temporada, una lástima y un perjuicio importante por cómo estaba el defensa.
Aguado
Orden y mando
El mejor mediocentro de la categoría el año pasado, arrancó el curso certificando el porqué atesoraba elogios de todos los colores. Un mal día contra el Racing y la obsesión de Escribá por el doble pivote, formato que produce un desplazamiento dañino para el canterano, hicieron que una sombra se posara sobre él. En sus once titularidades el equipo sólo ha perdido un encuentro, un dato que no se puede pasar por alto. Aguado y el Real Zaragoza están obligados a entenderse en el reencuentro de una identidad que se tuvo y se tiró a la basura.
Francho
El enchufe universal
Otro lesionado ilustre y otro agujero imposible de tapar. Por sus piernas y sus pulmones corre la electricidad de una centro del campo que le va recuperando poco a poco como elemento clave para el transporte del balón y las ayudas defensivas, un trabajo impagable en Segunda. Sus emparejamientos con Aguado bien como dupla bien vértice de rombo han sido lo más potable de una medular dinamitada por los caprichos del antiguo entrenador. Imprescindibles para intentar una nueva escalada.
Grau
Alfil, no más
Como boya por delante de la defensa, ni ilumina al equipo ni apaga al rival. Demasiado moroso y predecible con el balón. Sus instantes más relevantes han sido como alfil en el rombo, lo que le ha otorgado una mayor proyección en un papel más acorde a sus cualidades de conductor intermedio.
Toni Moya
Un líder a medias
Uno de las grandes urgencias es hallar a Toni Moya, que vino para líder y entre su paso por la enfermería, la desconfianza en esta caso lógica de Escribá hacia su figura por no corresponder a la confianza que se le otorgó y una mala interpretación del jugador sobre sus funciones, le tienen anclado fuera del equipo. Se ha confundió y le han confundido. No es un pivote estable sino un interior con imaginación para el pase filtrado y con un disparo violento que le pide actuar más adelantado. Equivoca ese liderazgo, que es, aun valioso, complementario y no absoluto.
Valera
La velocidad sin freno
El futbolista con más desborde, si no el único, ha ido escandalosamente de más a menos. Fundamental en un grupo sin radio de acción por fuera, ha acabado atropellándose y sobreactuado víctima de su mala lectura de los partidos y de la falta de colaboración en sus esfuerzos. Con todo, Valera no ha perdido la esencia diferencial que permite conservar la esperanza en un velocista intrépido.
Bermejo
Recurso de última hora
Bermejo se ha quedado, como mucho, para los relevos de última hora, franja en la que cuando el físico de los demás decae, tiene algo de sentido su fútbol de desequilibrios. La titularidad es una talla demasiado grande para un centrocampista fácil de desconectar, defensivamente de perfil muy bajo y con pérdidas de balón que comprometen en exceso al equipo.
Mesa
La melancolía del definidor
Con Aguado en la dirección tuvo sus mejores días, intercalado en el juego de ataque como pieza indetectable. No tiene velocidad, ni es constante, pero, junto a Valera y Manu Vallejo, es de los pocos capaces de hacer tierra fértil la línea de tres cuartos gracias a su calidad técnica. En cualquier caso es un definidor, el más listo, por lo que cuanto más cerca esté del área, mejor.
Mollejo
Revulsivo
Escribá le dio lo justo y le respondió con tres goles. Su rendimiento se ajusta al de futbolista con una intensidad que unas ocasiones le premia y otras le castiga. Sin término medio. Quizás Velázquez le saque más jugo, pero es muy probable que continúe con la función de revulsivo con alguna presencia aislada en el equipo inicial.
Manu Vallejo
Mayor implicación
Como ha ocurrido con Mesa, se le ha obligado a trabajos forzados por la banda en un plan muy conservador que le ha desgastado para que brille en lo suyo, que es la mirada y la toma de decisiones verticales. Sin embargo, para su fama de jugador de Primera, le ha faltado una mayor implicación, algo que el nuevo técnico tendrá también que trabajar para explotar lo mejor de un fichaje muy lejos de lo que se esperaba de él.
Sergi Enrich
La decepción
Una expulsión contra el Mirandés y dos titularidades invisibles, una en Copa, han mostrado la imagen de un delantero que está decepcionando incluso en su labor de eventual apoyo ofensivo. Su nula participación, sin ocasiones ni apenas balón, le han dejado en muy mal lugar en una zona en la que, por falta de gol, podría haberse hecho un hueco. Su evolución y aprovechamiento son auténticas incógnitas.
Azón
La batalla no es suficiente
El honrado guerrero que se metió al público en el bolsillo con su intachable compromiso ha tenido este temporada su gran oportunidad. Pero Azón se ha quedado en un atacante forzudo, con mala relación con el balón en situaciones favorables, reduciendo su impacto a aislados remates aéreos, su mejor arma. Tampoco su emparejamiento con Bakis le ha favorecido. Sigue necesitando un trabajo extra de tecnificación este ariete de otra época sin apenas centros con que alimentar su poderosa irrupción rematadora, obligado a salir a espacios donde prolonga para nadie y le castigan a golpes. Con Bakis lesionado y Sergi Enrich descartado, Velázquez tiene trabajo personalizado y táctico para que Azón suba de nota en una delantera de suspensos.
Bakis
Un 9 deprimido
Nunca ha sido un matador. Sus cifras goleadoras en otras ligas apenas se aproximaron a la decena de tantos, pero los 12 que hizo en el Andorra avalaron la mayor apuesta económica del club. El turco, ahora lesionado de su rodilla y con la baja posiblemente hasta 2024, no sólo no ha marcado sino que ha entrado en una curva descendente de rendimiento y hasta implicación. Se fue deprimido, pero el Real Zaragoza no puede permitirse aspirar a algo sin el despertar de este futbolista que tampoco está cómodo con el doble punta. En su vuelta, Bakis ha de hacerlo con el alta del psicólogo y más suministro de sus compañeros.
Foto Real Zaragoza