Nos acercamos a la Navidad, más como un símbolo de compras y de vacaciones de invierno, que con la intención de recordar tiempos pasados. Se nos recomienda desde la Unión Europea desear «felices fiestas» en vez de hacer referencia al nacimiento de Jesús para no ofender a creyentes de otras religiones que viven en nuestro continente. Hace tiempo que Pedro Sánchez practica esta forma de renunciar a la tradición de nuestro pueblo; si alguien pasa por Ferraz cantando un villancico por la noche es posible que le pidan la documentación por facha. Y con la Navidad pasa como con el Pilar, que muchos no creyentes o ateos incluso, hacen suya una costumbre ancestral que representa a Zaragoza más allá de la casi imposible llegada de María a Caesar Augusta para animar a un Santiago que, según algunas crónicas, no llegó a Compostela. Con el fútbol ocurre lo mismo: transmisiones restringidas por televisión donde se prohíben imágenes determinadas, comentarios concretos, narradores con escasa experiencia, se conecta al principio y se termina sin declaraciones de los jugadores y entrenadores. En la radio ocurre parecido para evitar costes por desplazamientos y por la cada vez menor audiencia del medio en algunas emisoras.
Mañana juega el Real Zaragoza en Cornellá frente al Español que registrará una mayor presencia de público que, por ejemplo, el partido entre el Barça y el Atleti de hace unos días, con 17.000 espectadores. La única vez que vi jugar a Di Stéfano en La Romareda fue cuando vino en 1966 con el equipo catalán al coliseo zaragozano. También recuerdo a futbolistas como Solsona, Marañón, Lauridsen, N’Kono, Pochetino, Tamudo, De la Peña, Luis y Sergio García, Diego López, Raúl de Tomás o Puado. A la mayoría les he transmitido partidos con el Real Zaragoza como el de la dolorosa derrota de 2006 por 4-1 en el Bernabéu que empezaba a abrir la tierra hasta convertirla en una profunda sima para los blanquillos. La victoria ante el Leganés sólo debe contemplarse como un cambio necesario que no significa el comienzo de una racha formidable ni tampoco una anécdota dentro del triste caminar hasta ahora por la Liga. Debe dar estímulo, confianza, seguridad y la implicación necesaria para abordar desde ahora cada encuentro a partir del viernes.