La pobreza goleadora, sólo empeorada por los cuatro equipos en descenso y con Bakis y Azón sin fecha de regreso, y el socavón en el lateral izquierdo amenazan la notable reacción de un Real Zaragoza que necesita de nuevo a Cordero
Con la victoria sobre el Leganés y el empate con el Espanyol, el Real Zaragoza ha encontrado un paracaídas anímico y deportivo. También la esperanza de que al final de la temporada regular pueda aterrizar en la tierra prometida de la promoción, sensación que tendrá argumentos más solidos si vence a Amorebieta y Levante en los dos últimos partidos de la primera vuelta y suma 32 puntos, la mitad de la media establecida para conseguirlo. Julio Velázquez ha activado los mecanismos para competir y lo ha hecho con una lectura perfecta de las necesidades puntuales y de lo que puede aportar cada jugador incluso en labores y posiciones que no le son familiares. Su plan ha funcionado por práctico y eficaz, pero en ese estupendo giro estratégico hacia la homogeneidad y el espíritu defensivo en todos los terrenos subyacen una buena idea y también un estado de emergencia: sin delanteros y sin gol y sin laterales izquierdos, la apuesta por los tres centrales, los carrileros y por la sociedad atacante con más puntería de la plantilla se queda corta a largo plazo si el objetivo es acabar entre los seis primeros.
Maikel Mesa marcó el tanto de la victoria ante el líder y Manu Vallejo, saliendo desde el banquillo, estableció la igualada en Cornellá-El Prat frente a un rival con diez. Se puso fin a una racha de cuatro encuentros sin ver puerta. El Real Zaragoza es otro, sin duda más agresivo y tenaz, pero ese carro de combate construido y pilotado por Velázquez sigue acusando un gravísimo defecto de fabrica que le hace muy vulnerable, el mismo de las anteriores y agónicas campañas. La inversión en Bakis, en la enfermería, ha resultado un fiasco muy caro y Azón, también lesionado, se ha estancado en su progresión, lo que condiciona al equipo y a un entrenador que no puede estirar eternamente el 1-5-3-2 por muy flexible que sea porque el campeonato le pedirá un mayor surtido táctico y un goleador puntual. Aun confiando en que el turco y el canterano pudieran volver iluminados, los servicios médicos no se aventuran a poner fecha a sus regresos, una señal que enciende todavía más las alarmas en este sentido. Sergi Enrich ya se ha visto que da lo justo y en el prometedor Pau Sans hay poca fe como para entregarle galones de titular.
El Real Zaragoza lleva 18 dianas en 19 jornadas. Ni una por partido, una cifra que, salvo majestuoso aprovechamiento de los tantos con un candado defensivo indescifrable para los adversarios, va a dejarle en tierra de nadie por muy bien que haga el resto de los deberes. Ahora mismo es el quinto conjunto menos realizador de la categoría, sólo por encima de los cuatro que ocupan puestos de descenso, Huesca, Cartagena, Amorebieta y Alcorcón. Juan Carlos Cordero tiene la opción de esperar la cura de Bakis y Azón, o de uno de los dos, o atacar con todo lo que pueda el mercado de invierno que se abre el 2 de enero para buscar una solución. La plantilla reclama de nuevo a un director deportivo que recibió una lluvia de elogios en verano y que, como el equipo, está a medio camino de si los merece o no.
Además del gol, Cordero tiene otra vía abierta y no es menor. La baja de Nieto por lo que resta de curso y la fragilidad física de Lecoeuche han provocado un seismo que se contuvo con la correcta aportación de Borge y que ha derivado en la conclusión de Velázquez de añadir a Mouriño a Jair y Francés para formar una defensa en su opinión más equilibrada que soportará el resto del nuevo armazón. Contra el el Espanyol fue muy aplaudida, y con razón, su valentía de entregar a Francho esa posición cuando tuvo que cambiar el sistema en superioridad numérica. El entrenador salmantino desveló asimismo que desconfia de otra posible elección y que necesita cuanto antes un futbolista que le cubra con garantías y docencia el carril zurdo y que le abra el abanico de otros dibujos. Velázquez, que ha conseguido la complicada misión de abrir el paracaídas, tiene todavía dos problemas muy serios que deben atender y resolver Sanllehi y Cordero si quieren remediar de verdad los errores de cálculo que cometieron con Fran Escribá.
Pues yo no veo el agujero en el lateral izquierdo. Tenemos a Valera y a Lecoeuche. Incluso, en caso de necesidad, tenemos a Borge…