Un Real Zaragoza aún por descubrir se enfrenta al Levante en el cierre de la primera vuelta a la caza de tres puntos que le orienten en la segunda hacia el norte de la clasificación, pero también bajo el riesgo de alejarse demasiado de ese objetivo
Esta categoría es un manicomio sobre un acantilado. A cada final de jornada se abren las puertas y sus inquilinos se lanzan al vacío desde cualquier punto de la clasificación. En las dos últimas jornadas, de los seis pirmeros tan sólo Valladolid y Racing de Ferrol han conseguido ganar un partido, lo que ha convertido la competición en un atasco demencial donde los aspirantes al ascenso y al descenso forman un numeroso y desorientado rebaño. A las puertas del cierre de la primera vuelta, nadie puede siquiera intuir cuál será su destino. La causa de esta igualdad no es otra que la mediocridad de un torneo sin jerarcas. El Real Zaragoza, que recibe este miércoles al Levante en La Romareda con su presidente Jorge Mas en el palco (19.00), no es ajeno a este recital de la confusión del m que es claro exponente. Perdido aún, con una reacción inconclusa en juego y puntos bajo la dirección de Julio Velázquez, busca en este encuentro una victoria con doble brújula: hallar una identidad definitiva y redirigir su mirada hacia la cumbre del campeonato. Si consigue los tres puntos, se irá de vacaciones navideñas con la ilusión intacta, pero si no lo logra afrontará el descanso con las dudas que le perseguían con Escribá y que no terminan de abandonarle con el nuevo técnico.
El conjunto aragonés es el cuarto menos goleador del torneo sin que le hayan funcionado sus dos delanteros de referencia y con ambos en la enfermería sin fecha de regreso. En defensa, Jair, infalible central, ha entrado en un inesperado declive con la pelota en los pies, y en la portería, cada intervención de Rebollo hace que la afición rece con devoción por la vuelta de Cristian. Juan Carlos Cordero ya se ha plantado en primera fila del mercado de invierno que se abrirá en enero porque no hay un lateral izquierdo, con Lecoeuche en constante peligro de recaídas y Nieto fuera de combate este curso. Aun así, y después del relevo en el banquillo, pegó un estirón competitivo contra el líder Leganés y el Espanyol, dos encuentros que resolvió con carácter pese a su escaso goteo ofensivo. La defensa de cinco, los laterales profundos, la medular muy junta y la pareja con mejor olfato en ataque le dieron un resultado estupendo. Pero en Amorebieta casi todo se vino abajo en un retroceso considerable sólo edulcorado por la suma de un punto.
Velázquez ha repetido alineación y dibujo en tres ocasiones consecutivas tras el desastre del Carlos Belmonte en su debut. Aunque salió muy descontento de Lezama y no sólo con los árbitros, es posible que el entrenador salmantino continúe con su apuesta –quizás con alguna opción para Manu Vallejo– en función de que el Levante pertenece por su fútbol a los equipos que mejor se le dan a este Real Zaragoza que se desenvuelve más cómodo colonizando espacios que asumiendo el control de la situación con la pelota. Los granotas, junto al propio equipo blanquillo, son los segundos mejores visitantes, pero no acaban de enganchar con la zona alta. Afectados todavía por el golpe del ejercicio pasado, donde perdieron la final por el ascenso frente al Alavés con un gol de Villalibre en el último minuto de la prórroga del partido de vuelta en el Ciudad de Valencia, van y vienen en la cresta de una ola de irregularidad. El equipo de Javier Calleja es otro alumno aventajado del frenopático de esta Segunda División: en las últimas nueve jornadas sólo ha vencido en dos, con cuatro derrotas a cuestas y la eliminación de Copa ante el Amorebieta.
Se cruzan así en el paso del ecuador dos rivales sin equilibrio, pendientes de todo. El Real Zaragoza necesita reencontrarse con La Romareda ganadora a la que se abrazó contra el Leganés en un encuentro catártico que detuvo su derrumbamiento y le dio alas para visitar al Espanyol. En su regreso a casa tras dos salidas, sigue siendo uno de los más frágiles como local. Para este cita de fin de año continúa con una delantera eventual en las figuras de Mesa y Mollejo y sin Cristian, pero lo urgente antes de retocar una plantilla insuficiente es retomar al menos este miércoles la fortaleza mental, el orden y la agresividad que le permiten equipararse a cualquier adversario. Recuperar la cordura y la brújula en una competición de locos.