El centrocampista regresa a su posición y sus labores naturales y conduce al conjunto aragonés, paciente y defensivamente intachable, a la victoria de la inteligencia sobre la posesión (2-0)
A veces basta con colocar a los futbolistas en la posición que mejor rinden desde niños. Julio Velázquez había sacrificado a Francho a labores ingratas, algunas impropias como la de lateral izquierdo accidental para desorientación del jugador y una rebaja considerable del control de la medular por parte del equipo. Sus piernas necesitan el reto de la carrera de fondo, de una actividad constante que permita al Real Zaragoza saber que cuenta con él para solucionar problemas o para generarlos. Su talento consiste en ser puntual y aseado en los esfuerzos, no le pidan un eslalon maradoniano. El técnico le situó por delante de Aguado y Moya, no tan a la izquierda, donde había sufrido los rigores tácticos encargados a un secundario. Allí esperó, como el resto de sus compañeros, a que el dominante Andorra pecara de narcisismo en la salida del balón, y allí se encontró con una anticipación de Aguado que le permitió armar la pierna con un misil teledirigido desde fuera del área para justificar una paciente primera parte sin pelota. Un tanto de una ejecución exquisita, con el interior, desde fuera del área, pegadito a uno de los palos de Dani Martín. Es lo que ocurre cuando estás a gusto, en el lugar que corresponde. Su gol, al filo de la primera parte, descabezó casi por completo al equipo de Eder Sarabia, tan elegante como inocuo más allá del ecuador del campo.
Francho estuvo toda la tarde subido a su particular quitanieves, acelerando el ritmo y marcando el camino ante el laberinto trillado por los pases infinitos del conjunto del Principado. En el tiempo de prolongación tuvo el tercero después de persiguir y cuerpear por una pelota, irse en solitario y lanzar fuera. Una milésimas de segundo antes, había frenado ante la presunción de que había cometido falta, lo que le impidió llegar ante el portero con todas las puertas abiertas para marcar. No se sabe si lleva el corazón dentro del pulmón o son los pulmones los que motorizan su corazón. La cuestión es que entono a su figura, el Real Zaragoza recuperó el pulso con un triunfo que trabajó y mereció desde la inteligencia, justo como quería Velázquez, sin afectarle lo más mínimo el tiempo de posesión de su rival, mimetizado de cazador para saltar sobre la presa cuando fuera estrictamente necesario. La relevancia de un entrenador, muchas veces, consiste en naturalizar el material del que dispone, y en caso de tener que improvisar, hacerlo sin estridencias. Lluís López entró por el sancionado Jair y actuó con una gran solvencia, al lado de un Mouriño embriagado de sí mismo y de su fortaleza, con Francés algo más apagado. Los otros dos movimientos en la alineación tuvieron respuestas muy diferentes. El emparejamiento de Azón en ataque con Mesa mostró que el ariete de la cantera está a años luz de su mejor versión, en parte por su larga estancia en la enfermería, y en parte porque técnicamente parece estancado. El desplazamiento de Mollejo al carril izquierdo fue una apuesta redonda. Este futbolista lo vive todo con una excitación no siempre bien medida, pero es un soldado, y como tal pone la disciplina por delante, justo lo que hacía falta para que el segundo realizador del equipo se comporte como un veterano lateral.
El Andorra tiene un estilo innegociable y muere con él. Si le va bien, estupendo para sus interés, pero si el enemigo le propone una larga partida enrocado en un bloqueo defensivo, acumula dificultades para superar líneas más allá del centro del campo. Karrikaburu y el gigante Scheidler, los dos puntas, bajaban metros para provocar algún chispazo creativo, pero muy lejos de su radio de acción. Tocó y tocó la orquesta de Sarabia, regresó sobre sus huellas decenas de veces para volver a empezar y el Real Zaragoza ni se inmutó, ajeno a la tentación de abrir vías a un grupo con muy buen criterio si se las conceden. Con el marcador en contra, el Andorra asumió la segunda mitad con mayor profundidad, atrevimiento y aceleración, traicionando de alguna manera su particular biblia, y estuvo a punto de sacar fruto. Edgar Badía llevaba todo el encuentro instalado en la placidez, ese falso paraíso de calma que suele devorar a los porteros, pero es un gato con un dulce insomnio. Voló a por un testarazo de Scheidler y a un lanzamiento con cicuta de Lobete, y confirmó que la portería puede estar tranquila con su presencia felina. La dejó inmaculada, algo que no sucedía desde el partido con el Oviedo. Cristian puede recuperarse sin prisas. Eso sí, parece que le ha salido, por fin, un serio competidor.
Salvados unos pequeños momentos de cierta angustia –ya se sabe que con el Real Zaragoza nunca digas nunca jamás cuando va ganando–, Toni Moya, mucho mejor en un papel de acompañamiento –otro en su lugar–, envió un lanzamiento de falta directa a la escuadra, cuyo rechace fue recogido por la cabeza asistente de Mollejo y finiquitada con el 2-0 por el omnipresente Gámez en una soberbio remate a mitad de camino entre la chilena y la cuchara ladeada. Bello y oportuno en cualquier caso, con todo el Real Zaragoza poblando el área de aspirantes. Hubo una tercera diana de Mesa, la suya, anulada por fuera de juego anterior de Mouriño. No fue un fútbol espléndido, pero sí un partido y un triunfo elaborados con mucho juicio. Francho aún sigue corriendo por La Romareda, con su quitanieves de siete leguas, limpiando un camino más despejado para la ilusión pese a que todavía restan muchos kilómetros y obstáculos en esta categoría con placas de hielo para Ferraris y utilitarios sin distinción.
2 – Zaragoza: Edgar Badía; Fran Gámez, Mouriño, Lluís López, Francés, Mollejo (Lecoeuche, m.95); Francho, Marc Aguado (Jaume Grau, m.51), Toni Moya (Vaquero, m.95); Maikel Mesa (Manu Vallejo, m.75) e Iván Azón (Sergi Enrich, m.75).
0 – FC Andorra: Dani; Petxa, Álex Pastor (Benito, m.74), Adrià Vilanova, Marsà (Alex Calvo, m.85), Pampín; Sergio Molina (Alvaro, m.74), Jandro, Iván Gil; Scheidler (Lobete, m.74) y Karrikaburu.
Goles: 1-0. M.44. Francho; 2-0. M.67. Fran Gámez.
Árbitro: Cid Camacho (Comité de Castilla y León). Amonestó con tarjeta amarilla a Toni Moya y Fran Gámez del Real Zaragoza y a Karrikaburu, por el Andorra.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 23 de Liga de Segunda división disputado en el estadio La Romareda ante 17.854 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del Laureano Rubial, exjugador del Real Zaragoza, y de César Alierta, que fuera máximo accionista del club desde 2014 hasta 2022.
Declaraciones de Julio Velázquez: «Hemos hecho un partido extraordinario»
💬 Las declaraciones postpartido de nuestro míster#RealZaragozaAndorra pic.twitter.com/YlKs8ErMVL
— Real Zaragoza 🦁 (@RealZaragoza) January 20, 2024
Nuestro entrenador cometió ayer un error de bulto a pesar de la victoria que nos traera consecuencias a corto y medio plazo, el primer gol nace de la iniciativa de tres jugadores, los nuestros, Azón/Aguado/Francho, de ir a presionar la salida de balón arriba, contradeciendo órdenes del entrenador.
Digo error, en la categoría Andorra solo hay uno, que quiere el balón, que no da patadas y que no juega el otro fútbol seguir pensando que con este esquema se puede aspirar a más es engañarse y todos sabemos como funciona el fútbol se repite después de una victoria hasta que llega la derrota.
El principal problema del Real Zaragoza es que lleva 10 años sin fichar centrocampistas, zona del juego donde se genera el fútbol, solo tenmos a Francho y a Toni Moya a tiempo parcial, los sustituos carecen de nivel, en mi opinión es la gran carencia de nuestro equipo.
Hay que felicitarse por esta imprescindible victoria. Jugamos contra un equipo limpio que nose mata en la presión arriba y eso a un Zaragoza como el que tenemos es una gran ventaja que facilitó nuestro juego . Pero esto no será lo que nos vamos a encontrar en lo sucesivo. El Alcorcon y el Sporting juegan de otra manera y la salida de balón no será tan sencilla. Eso exigira más a la defensa y a un centro del campo insuficiente, aunque siempre tengamos a Francho.
Veremos si lode ayer fue o no, flor de un día.
Se me ha pasado citar al hijo de uno de nuestros dioses que habita en el Olimpo zaragocista, con este esquema se convierte en un correcaminos sin rumbo, cuando es el jugador que debería estar encargado de dar salida al equipo desde atrás, Marc Aguado excelente centrocampista.
Totalmente de acuerdo en lo de que hace años que no tenemos centrocampistas o al menos, el concepto que tenemos los «antiguos» de lo que es ser mediocampistas. Vamos, algo como Guerri, Señor, Barbas, Herrera. Ya hablar de García Castany son palabras mayores.