El centrocampista ofensivo, igualado su mejor registro personal con ocho tantos, necesita una sola diana más para convertirse en el mejor realizador de esta etapa en Segunda al margen de los atacantes referenciales. El gran llegador de los últimos 30 años es Gustavo Poyet, autor de 14 goles en la temporada 96-97
Maikel Mesa suma ocho goles con el Real Zaragoza con 17 jornadas todavía por delante. Ha igualado el mejor registro de su carrera, una cantidad que también logró en su etapa en el Nástic y el curso pasado en el Albacete. Si firma uno más, será el centrocampista ofensivo con más tantos en las once campañas que el conjunto aragonés deambula por Segunda. Ahora mismo está a la par de Eldin Hadžić, quien en el ejercicio 2014-2015 dio en la diana las mismas veces que el futbolista canario. Ese récord certificará lo que ya es un hecho, su enorme influencia en un equipo donde sus delanteros aún no han despegado. Abonado a inaugurar marcadores, ha sido protagonista directo en 13 de los 36 puntos que figuran el casillero zaragocista, con goles en las victorias sobre Villarreal B, Leganés y Sporting y en los empates ante Sporting, Amorebieta, Levante y Eldense. Sólo en una ocasión uno de sus tantos cayó en saco roto, en la derrota en La Romareda frente al Eibar.
Se mueve por el campo con la parsimonia y la elegancia de un flamenco, y cuando marca se transforma un pavo real, desplegando en la celebración el dorsal de su camiseta de espaldas al público para que compartan su estrella. Todos sus gestos brillan por habilidad, técnica y armonía, y cuando se le ofrece la oportunidad de tener la portería a tiro, en su cabeza se proyecta con pulcra exactitud por dónde va a entrar el balón. Es un especialista de tres cuartos, un finalizador implacable que, pese a todas sus virtudes, peca de una participación insuficiente en muchos partidos, demasiados vacíos que le han impedido dar el salto a la élite. En esta categoría, sin embargo, es una joya por su puntualidad y puntería rematadora, favorecidas en un Real Zaragoza que ante la crisis y lesiones de sus puntas ha explotado su mejor versión ofreciéndole libertad absoluta para planear cerca de le media luna, donde su luz es fuego mortífero.
El pasado fin de semana dejó atrás los siete goles de Jaime Romero, Papunashvili y Vada, agitadores de distintos perfiles. Por delante le queda un reto mayúsculo que se circunscribe a la historia de los últimos mediocampistas rebeldes del club en Primera. Los diez goles de Gabi (2010-2011), seis de ellos de penalti, la decena de Sávio (2004-2005) y ya más lejos los 14 (1996-1997) del gran llegador de los últimos 30 años, Gustavo Poyet. Por el momento, Maikel Mesa hace su trabajo y el de los demás muy bien y lo festeja con las alas extendidas, las de un pavo real con balas entre las plumas.