El ‘nuevo’ Real Zaragoza diseñado por Velázquez en La Cerámica protagoniza un partido lamentable con 2.500 seguidores en la grada, sin gol ni un átomo de fútbol ante el equipo más batido de la categoría (0-0)
Las únicas gotas de fútbol en La Cerámica las puso el Villarreal B, el equipo más goleado de la categoría y en posición de descenso. Un grupo de chicos que pudieron incluso llevarse la victoria en el par de ocasiones que tuvieron, una salvada por el cuerpo de Zedadka y otra por un manotazo de Edgar Badía, y que desmontaron sobre todo en la segunda parte con descaro pero sin pegada a un Real Zaragoza lamentable. Se jugaba el equipo aragonés una pequeña porción de las opciones de ponerse a la cola de los aspirantes a la sexta plaza, y Julio Velázquez pegó un volantazo de supuesta valentía al prescindir por primera vez de los tres centrales para afilar al grupo con Valera y Mollejo en los costados. Una vez tiró a puerta en todo el partido, un disparo de Mesa que desvió a córner Iker Álvarez. Un lanzamiento producto de un robo de Mollejo frente a la portería más abordable de la categoría. El resultado del cambio de sistema no aportó nada nuevo, si acaso las numerosas galopadas de Valera como único recurso para intentar llegar al área, un paraíso imposible para este Real Zaragoza patético en ataque con Azón y Mesa, con Mollejo de desquiciado pluriempleado y con Manu Vallejo y Sergi Enrich, caricaturas de lo que no debe ser un delantero de mínimo conceptos.
El Real Zaragoza lo tenía todo a favor, incluso el estadio, con 2.500 seguidores que tiñeron sus gradas amarillas de blanco y azul. Pero es un miniequipo sin argumentos para ganar al filial groguet, que está en graves apuros y sin embargo mostró más inteligencia, sentido común y manejo de la pelota. Más implicación y mejor posicionamiento para ejercer cualquier labor. A alguno, además de a quienes han construido semejante chapuza de plantilla, debería caérsele la cara de vergüenza. Julio Velázquez tampoco puede esconderse pese su intento de revolución en el planteamiento. El técnico, al igual que frente al Cartagena, envió mensajes caóticos en las ventanas de sustituciones, acabando con Francés de lateral, Mollejo de ariete y extremo y los mencionados Vallejo y Enrich ofreciendo una lección de torpeza y de malas decisiones. El Villarreal B no supo aprovechar la completa desorientación de su rival, un Real Zaragoza que con este empate cumple su décimo desplazamiento sin vencer y se despide de cualquier tren que no sea el de la salvación.
Los futbolistas no pueden ser tan funestos. Ante el Cartagena, perdiendo contra diez, habían abierto la puerta de la sospecha de par en par. Antes habían asomado la patita de sus tremendas limitaciones frente a la mayoría de angustiados de Segunda. Mirandés, Alcorcón por dos veces, Huesca, Albacete, Amorebieta y Villarreal B se presentaron en el sótano de la clasificación o muy cerca de él. Y todos han sacado tajada. El Real Zaragoza tiene que darle gracias a aquella racha de cinco victorias consecutivas en el inicio del campeonato porque sin alguna de ellas estaría postulándose por la permanencia. Futbolista no es sólo aquel que lo parece o tiene una carrera de eterna promesa, sino el que posee calidad regular y solvencia constante, no sólo detalles ocasionales. La venda de esos 15 puntos de 15 en en el amanecer del torneo se ha caído por completo. En el mercado de invierno se corrió un tupido y peligroso velo sobre la necesidad de adquirir un lateral izquierdo y un atacante. La lesión de Guti fue una desgracia, pero la apuesta por la resurrección de un Bakis que ha vuelto a lesionarse, una insensatez de la dirección deportiva venga del mandato de Cordero o del centro de operaciones, es decir del Atlético de Madrid.
De La Cerámica salieron ilesos del bochorno Francés, un jugador que siempre está en un equipo donde la mayoría desertan o no dan más de sí, y Valera, quien en su regreso al once asumió su papel de flecha solitaria, de corredor de obstáculos condenado a repetir sin ayuda numerosos esfuerzos verticales. Badía hizo su trabajo con dignidad, pero el resto se arrastró sin conciencia de lo que estaba en juego, ajenos a la necesidad de dar una alegría a ese ejército de desplazados en nombre de una afición que ya camina, como el club, hacia la 12ª temporada consecutiva en Segunda. Tampoco Velázquez ayuda. El técnico vallisoletano no ha aportado nada positivo. Al contrario, detrás de cinco defensas ha sembrado dudas donde ya había una legión de profesionales dubitativos, con una lectura pueril en la búsqueda de soluciones en marcha. Si había algo por lo que soñar, las pesadillas han ocupado ese lugar. Es cierto, como dijo Mollejo, el Real Zaragoza no está en tierra de nadie, sino en el corazón de la nada. Bienvenidos al resto de la liga para sufrir más calvarios.
0 – Villarreal B: Iker Álvarez, Altimira (Lanchi, min. 87), Espigares, Lekovic, Dani Tasende, Carlo Adriano, Aitor Gelardo (Requena, min. 80), Javi Ontiveros (Jorge Pascual, min. 68), Rodrigo Alonso, Diego Collado (Hugo Novoa, min. 87) y Álex Forés (Ferrari, min. 80).
0 – Real Zaragoza: Edgar Badía, Zedadka, Francés, Lluis López, Lecoeuche (Mouriño, min. 55), Marc Aguado, Francho Serrano (Toni Moya, min. 55), Germán Valera (Sergi Enrich, min. 83), Maikel Mesa (Jaume Grau, min. 83), Víctor Mollejo e Iván Azón (Manu Vallejo, min. 59).
Árbitro: Raúl Martín González Francés (comité canario). Mostró tarjetas amarillas a Ontiveros por el Villarreal B y a Lecoeuche y Francés por el Zaragoza.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 28 de LaLiga Hypermotion disputado en el estadio de La Cerámica ante 6.325 espectadores, casi la mitad de ellos seguidores del Zaragoza. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del incendio en Valencia.
A veces me pregunto si este equipo entrena en la Ciudad Deportiva, porque ir si que van. Por sistema se repiten en cada partido los errores de los anteriores. No se mejora en conducción de balón, la búsqueda de espacios, en coordinar la presión de la primera line, los centros, la velocidad de circulación del balón, los remates a puerta, la precisión en el pase.
A veces pienso y tengo dudas si los jugadores juegan así de mal por las directrices del entrenador o juegan mal de oficio.
Acertadísimo Alfonso, estamos en el Real Zaragoza y aquí se exige, mucho menos que antes yo he visto pitar en LaRomareda a internacionales como, Victor Muñoz, Juan Señor, Juan Esnaider, Jorge Valdano, Paco Higuera, La Romareda de los años 70 hasta a principios de los 2000 recibiría al equipo con una enorme pañolada y pitos el próximo domingo, porque es la primera reflexión hoy no han empatado sino que han tenido una falta de respeto a los 2000 zaragocistas desplazados y al resto de seguidores, portar el león rampante en el pecho significa orgullo de llevarlo, hoy se ha observado lo peor que un equipo puede transmitir dejadez y desidia.
En cuanto a Julillo el del staff, no se ha enterado todavía donde está, los jugadores tienen su culpa por lo anteriormente citado pero uno se imagina la charla en círculo cuando se reunen a poco de comenzar el partido, y si hubiese jugadores con personalidad y liderazgo comentarían, al margen de que nos ha vuelto locos el entrenador que apunta en la libreta vamos a dar el 200% aunque solo sea por esos 2000 que han venido, en otras ocasiones comenté 50 puntos y se acabó la temporada, pero cuidado cuando se entra en éstas dinámicas el equipo puede resquebrajarse y pasar apuros, la destitución debe ser inmediata y volver a crear un Manolo Villanova o Luis Costa con Emilio Larraz, la dirección deportiva y del club lo que transmite es oscuridad, todo por la construcción del estadio?
Ciertamente, en los 70 hasta el 2000, al equipo y a la Directiva, o lo que sea que gay ahora, se le recibiría con pañolada y almohadillas en el césped. Actualmente, lo que hay es complacencia, como la sociedad que vivimos. Penoso.
Personalmente estoy convencido que con éste entrenador no vamos a ninguna parte.
Pero por el contrario, creo que hay que mantener la base de jugadores, quitar a los cinco o seis que todos tenemos en mente y traer refuerzos a la altura. Y el primero, para que diseñe los fichajes, ha de ser un entrenador que entienda lo que es el Real Zaragoza.
Ahora bien, la afición está dispuesta a tener a un Paco Jémez de estilo más acorde a nuestra tradición? Yo prefiero a Victor Muñoz, incansable trabajador, conocedor de la casa, pero de trato diario difícil.