El buen trabajo de la escuela formativa del club se refleja a cuentagotas en el primer equipo. Sólo 16 jugadores han tenido una presencia firme en 11 temporadas en Segunda
El Real Zaragoza dispone de estupendos profesionales en el fútbol formativo. Siempre los ha tenido. No tanto de los medios adecuados en una lucha desigual contra los tentáculos de otros clubes que han logrado seducir a un buen número de sus joyas y que condujo a la implantación de cláusulas de compensación en el caso de la temprana fuga de jóvenes futbolistas. Ese trabajo casi artesanal, sin embargo y aunque parezca lo contrario por el ruido de las numerosas piezas del filial que han entrado en citaciones, no ha tenido un reflejo abundante en la primera plantilla durante las once temporadas que el equipo lleva anclado en Segunda. Francés, Francho y Azón, y ahora Aguado después de dos cesiones al Andorra, han logrado un lugar de privilegio en la presente formación del conjunto aragonés. Los tres primeros irrumpieron en la temporada 2020-2021 y vinieron para quedarse y colaborar a evitar situaciones críticas, mientras que Marc tuvo que ganarse la confianza en el exilio, algo que en este túnel desde el último descenso sólo lo ha conseguido Víctor Laguardia en el curso 2013-2014 después de dos préstamos en Las Palmas y en el Alcorcón. Carlos Nieto, recuperándose de la avulsión del tendón proximal de su musculatura isquiotibial de la que fue intervenido, es la gran excepción a la regla en el vestuario actual desde que debutara con 18 años en el curso 2014-2015 para permanecer en primera línea seis años consecutivos.
El muro que en otras épocas se elevaba frente a la cantera al impactar contra plantillas de alto o muy alto nivel sigue vigente, en esta ocasión porque ha habido jugadores no han termindo de cuajar lo suficiente como para competir en la élite, pero en no pocas oportunidades bajo la sospecha de que no han contado con el apoyo suficiente para integrarse en un equipo donde en nada hubiesen desentonado al menos en un papel de solvente acompañamiento. La sucesión de entrenadores con muchas urgencias ha derivado en apuestas externas, muchas de ellas sin dar la talla suficiente fuera cual fuese el objetivo. Este ejercicio, muy castigado por las lesiones, se ha recurrido a Borge, que se ha roto el cruzado y en quien no confiaba Velázquez antes de que el defensa entrara en la enfermería. Por las convocatorias y con la mínima o casi ninguna repercusión han desfilado Luna, con contrato profesional y cedido ahora al Real Unión; Vaquero, Cuenca, Pau Sans, Acín, Sebastián, Mañas, Calavia, Cortés, Barrachina y Terrer. Sans y Cortés, este con una rotura de fibras en el gemelo, han dejado muestras de que podrían haber tenido un mayor protagonismo por encima del equipo de Emilo Larraz…
La lista de canteranos con al menos una temporada de titularidad no es demasiado extensa y sujeta, en el periodo de la Fundación, a vender a los más destacados o dar salida a futbolistas que no ofrecían garantías a cuerpos técnicos y direcciones deportivas. En este par de contextos fueron traspasados Vallejo, Soro, Guti, Diego Rico, Pombo, Puche, mientras que han seguido otros caminos desvinculantes Laguardia, Clemente, Lasure, Whalley… El tópico de lo mucho que se cuenta con la Ciudad Deportiva no deja de tener su pincelada de media y fugaz verdad. Insuficiente para considerar que el excelente trabajo de la ahora denominada academia zaragocista alcanza notoriedad real y firme en un Real Zaragoza desconfiado aún de sus mejores valores pese a su considerable desacierto en una gran cantidad de los fichajes concretados en once años de completa oscuridad.