Suele decirse que la dirección de una empresa traslada a sus trabajadores la filosofía del director o del grupo de propietarios. Es el reflejo que siguen quienes forman parte de la plantilla, desde los responsables de los diferentes equipos hasta los menos importantes. Que deben saber quién manda realmente aunque el líder no sea cercano y sus objetivos tienen que ser fácilmente reconocidos y asumidos por todos. Las variaciones de la rutina y los cambios sin sentido desorientan a quienes menos relación tienen con el cuadro de mando y las dudas disminuyen su rendimiento. Es lo que me da la impresión que ocurre en el Real Zaragoza. La presencia de Cordero y Sanllehí en la ciudad deportiva y sus pistas tan sesgadas y cambiantes del norte establecido confunden a la plantilla y a sus diferentes equipos técnicos. Raúl es el hombre de confianza de los inversores y su trabajo ya lo ha realizado en Barcelona e Inglaterra. Lo mismo podía ser director musical del mariachi de Zacatecas que el gerente de un hotel en Cádiz o el encargado de una empresa internacional de transportes con sede en Murcia. Además su trabajo está ahora en la sociedad público-privada de la nueva Romareda. Cordero forma parte de la nómina de empresas futbolísticas y de representación de los inversores, no le cambia el rostro, apenas se expresa en público, además de tener su contrato asegurado por una enorme cantidad de dinero superior a la de un futbolista de primera línea de segunda división.
No existe una junta directiva que marque conjuntamente los objetivos más allá de la rentabilidad de la inversión: económico, deportivo, cantera, afición, tienda, relaciones públicas, institucionales y de comunicación; en este caso con dejar desconectado un día y medio el X del Real Zaragoza, sugerir cuando interesa lo que deben decir los medios o concebir, en un año tan «redondo» como el 92 aniversario del club, con tanta premura la llegada de futbolistas que fueron históricos de manera precipitada. Por lo que pudiera pasar, por ejemplo, perder ante el RCD Espanyol. Ahora de lo que se trata es de ganar como sea y sumar cuanto antes los puntos necesarios para la permanencia y no parece fácil por el expediente que presenta el equipo después de las cinco primeras jornadas de liga, la actitud de algunos jugadores que deberían ser fundamentales y el propio pesimismo que se ha adueñado del vestuario.
Mi admirado Paco, soy un viejo león herido hace más de una década cuya génesis tuvo lugar viendo jugar al fútbol de la mano de mi padre, él ya era socio en Torrero, a Violeta, Arrua, Diarte y por supuesto a mi ídolo García Castany como a mi me gusta definirlo la elegancia y entender el fútbol desde el sometimiento del balón en el césped por parte del jugador, el balómpie no es tan complicado como nos quieren hacer creer con circunloquios, derivadas e integrales en el lenguaje de hoy en día, eso sí aceptando que es un juego y por lo tanto tiene variables que no son controlables, pero el tiempo y la experiencia me ha enseñado que el dominio del tan golpeado balón es la clave hacia el éxito deportivo y la identidad y sentimiento de algo propio por parte del afcionado.
Y ahí quería hacer hincapié, el sentimiento zaragocista va ligado al amor a un escudo y a imbuirse de que es algo propio y compartido con miles de seguidores que les aumenta su presión arterial cuando traspasan las entradas del templo del fútbol, La Romareda, y esta circunstancia es de la nos sentimos privados con origen en Agapito, la identidad, los responsable actuales Mas/Sanhelli/Cordero transmiten gestión empresarial, nefasta por cierto, no entienden la gestión del sentimiento y los denostados y viejos leones rampantes pedimos a gritos referentes que nuestros ídolos y dioses, exjugadores, exentrenadores los que han cimentado la historia de nuestro club ocupen lugares prominentes en nuestro Club y guien a la manada por la travesía del desierto hacia la recuperación de lo que demandamos, LA IDENTIDAD.
Identidad.
Efectivamente, hemos perdido la esencia zaragocista aunque la afición siga respondiendo de manera unánime a la crisis del club.
Son muchos años ya de especulación y de abandono a un sentimiento tan largo y muchas veces siento la tentación de dejarlo todo definitivamente.
Espero que la nueva Romareda signifique un punto de partida para la convicción de la propiedad del ascenso.
Y sí, el abandono de jugadores, técnicos y personas notables del club se echa mucho de menos.
No podemos hacer más pero sí expresarlo.
Muchas gracias y a seguir adelante.
De tu generación soy (ese García Castany, con esa elegancia en el toque del balón) y has definido perfectamente la situación. Gracias, de veras.
A ti. Ojalá se vaya solucionando la situación del Real Zaragoza.