La victoria del Alcorcón ante el Oviedo (1-0) y el Albacete-Racing de Ferrol que se juega mañana avisan muy en serio al Real Zaragoza sobre la conveniencia de ganar hoy en Anduva
La victoria que perdió de vista el Real Zaragoza hace seis partidos para cargarse con cinco derrotas y un empate ha pasado de ser una obligación a una necesidad imperiosa hoy en Anduva (18.30). Ese estado de cierta condescendencia con una crisis traducida en dos triunfos en los últimos trece encuentros porque los de abajo parecían cómodamente instalados en el infierno, se está convirtiendo en un juego cada vez más peligroso. El Alcorcón ganó ayer su compromiso por 1-0 al Oviedo para elevarse a los 33 puntos y ponerse a cuatro de los 37 del conjunto aragonés. El Albacete se mide mañana en el Carlos Belmonte al Racing de Ferrol con la posibilidad de terminar la jornada con 34, lo que significa que al equipo de Víctor Fernández, ahora con 37, le conviene conseguir el triunfo frente al Mirandés después de cinco meses y medio sin hacerlo en domicilio y pese a que lleve un solo gol a favor en la última media docena de encuentros que ha disputado. No está el Real Zaragoza para depender de terceros porque tiene lo justo y un golpe bajo en tierras burgalesas aumentaría la sensación de fragilidad en la que se ha instalado.
La situación ha tomado una tonalidad bastante preocupante horas antes de este choque que sólo tiene una única y urgente y repuesta: imponerse al Mirandés para conservar el colchón de seguridad y avanzar con holgura hacia la salvación. Víctor Fernández, que entendió en su presentación que al coger el equipo no debía apechugar con una «heroicidad», va a tener que sumar su primera victoria para que el Real Zaragoza no se postule para el olimpo de los angustiados, superado también este sábado en la tabla por el Cartagena, que resolvió a su favor su choque con el Andorra (1-0). Los necesitados, entre los que se halla el Mirandés con un punto menos que los blanquillos, empiezan a mostrar los colmillos (el Villarreal vencía al Leganés en el minuto 87 y perdió, todo un alivio para el Real Zaragoza), algo muy común cuando se aproxima la bajada de telón. El técnico tiene, eso sí, una papeleta porque en las últimas horas de se le han descolgado por problemas físicos de alcance Francho y Mollejo, dos ausencias importantes (y de recuperación indefinidas) para este grupo que se suman a la de Francés, su mejor futbolista, ahora a las órdenes de Luis de la Fuente con la sub 21. Este trío lleva ocho tantos, un capital retenido para esta ocasión.
El Mirandés es un agujero en defensa, el tercero de la categoría, pero dispone de una de las artillerías más finas como local. Esa doble cara corresponde a la de un equipo muy joven, con un método que viene de años atrás y que busca la portería contraria aunque suponga desatender la propia. Se trata de un club de formación para futbolistas cedidos con apetito de regresar a sus destinos y apuestas por jugadores en propiedad que encajen en esa filosofía. Al Real Zaragoza solían venirle bien este tipo de adversarios de ida y vuelta, pero ahora mismo cualquiera supone una amenaza. Víctor debe de tomar decisiones en un once castigado por la bajas. La de Francés será cubierta por Lluís López porque Mouriño, según el entrenador, le ofrece absolutas garantías de lateral. El puesto de Francho corresponderá a Aguado y el de Mollejo, a Liso, quien debutará como titular después de contar con minutos frente al Espanyol. La referencia en el escuálido ataque continuará siendo Bakis, a quien el entrenador quiere recuperar para la causa dándole galones aunque le falte mucho combustible. Su busca gol al precio que sea para que las puertas del abismo se mantengan cerradas.
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Un equipo decidido y valiente
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