Ningún equipo ha caído de Segunda con cinco puntos de colchón en la jornada 35, como es el caso del Real Zaragoza, con la catástrofe del Deportivo como advertencia más próxima y terrible
Desde que los cuatro últimos clasificados descienden de Segunda división, decisión que se adoptó en la temporada 2003-2004, no ha habido ningún equipo que haya perdido la categoría con un colchón de cinco puntos en la jornada 35, que es la cantidad que ahora mismo suma el Real Zaragoza con 42 por los 37 del Amorebieta. La permanencia del conjunto aragonés es cuestión de tiempo, puede que de unos días de forma virtual si el sábado se impone al Huesca en El Alcoraz. En ese caso, y si le favorece una jornada donde sus perseguidores tiene compromisos durísimos (Amorebieta-Valladolid, Eibar-Alcorcón, Espanyol-Andorra…), casi habría dado carpetazo a su descorazonador ejercicio con una distancia imposible para estimar la posibilidad de hecatombe alguna. Lo que preocupa e incluso asusta es que a siete encuentros de finalizar el campeonato, y viviendo aún de las rentas de los 15 de 15 del inicio de la competición, sus garantías futbolísticas cotizan a la baja. El calendario, además, tampoco acompaña como elemento tranquilizante, con rivales que se van a jugar los cuartos en cada choque, desde el propio Huesca hasta el Albacete, contra el que se bajará en telón en La Romareda.
Depende de sí mismo con mucho margen por delante y una bolsa que históricamente ha sido aval suficiente para la salvación a estas alturas. Pero se podría dar un fin de semana negro si pierde el duelo aragonés, el Amorebieta, que va como una bala, se carga también al Pucela en Lezama; el Cartagena y el Mirandés vence al Oviedo y al Burgos, con un Eldense-Albacete inquietante. El Alcorcón se desplaza a Eibar. Con una carambola fatal, el espacio podría reducirse a tan sólo dos puntos , con otro desplazamiento inmediato a Butarque para medirse al líder Leganés. No sólo son los puntos los que auxilian al Real Zaragoza, sino ese paquete de clubes que tiene por debajo y que aumentan el radio de seguridad por muy malo que siga siendo su rendimiento. Muchos de los que tienen tras su estela deben redoblar los esfuerzos y hay cruces directos entre ellos. Con dos triunfos más, el equipo de Víctor Fernández cuenta con todas las opciones de repetir por decimosegunda ocasión consecutiva presencia en Segunda. Eso sí, tiene que sacar adelante ese par de encuentros y evitar, en el peor de los escenarios, la dependencia de terceros.
La única y terrible advertencia en estos 20 años le llega desde La Coruña en un curso también de muy amargo recuerdo en Zaragoza, el 2019-2020, el de la pandemia. El Deportivo, que la campaña anterior había dejado escapar el ascenso a Primera en una dramática final con el Mallorca tras imponerse por 2-0 en Riazor y verse remontado (3-0) en la isla, se presentó en la fecha 35 con tres puntos de renta (41) sobre el Numancia y el Lugo (38), ambos dentro de la zona roja. Tres partidos después, los gallegos ya disponían de cuatro (44) frente al Oviedo (40). Su año había sido un auténtico tobogán. De ser último tras sumar los tres puntos con el Oviedo en la jornada inaugural, estuvo 19 semanas sin ganar con Anquela y Luis César Sampedro, para soñar con el ascenso después de encadenar siete victorias de la mano de Fernando Vázquez. Pero regresó a un bache progresivo de resultados hasta que a un partido de acabar volvió al pozo con su compromiso con el Fuenlabrada aplazado por el positivo por COVID-19 de varios jugadores del conjunto madrileño. Lugo y Albacete, de los que dependía, vencieron y abrieron las puertas del infierno a un Dépor donde militaban los zaragocistas Mollejo y Sabin Merino.
Fue el primer campeón de LaLiga (en su palmarés figuran además dos Copas y tres Supercopas) en descender a Segunda División B en 73 años, algo que no se había producido desde 1947, cuando el Real Betis, también con un título liguero en el bolsillo, bajó a Tercera División. Fue un caso excepcional que en Riazor aún están purgando en 1ª RFEF con alguna otra decepción de por medio. Pero es mejor descartar la mínima confianza aunque las previsiones señalen como imposible algo similar con el Real Zaragoza.
Recemos