Liso, el jugador moderno

El Real Zaragoza pone la primera piedra de su reinvención con la renovación del canterano hasta 2029, un extremo que encaja en el perfil del vertiginoso fútbol actual

Si hay dos jugadores imprescindibles de la vigente plantilla para presentar un proyecto ambicioso, uno es Alejandro Francés, cuya continuidad se antoja casi imposible pese a que la propiedad lo esté intentando, y el otro Adrián Liso, que acaba de renovar su contrato con el Real Zaragoza hasta 2029. El central posee ya la madurez suficiente para adentrarse en la élite, que ya ha puesto sus ojos y pronto lo hará con la chequera para hacerse con los servicios del apasionado y convincente defensor. El delantero, aún en proceso de maduración después de que Víctor Fernández recurriera a él para la titularidad después de dar una segunda e inútil oportunidad a Sinan Bakis, se convierte así en la primera piedra de la elevada estructura deportiva que pretenden levantar el técnico y Juan Carlos Cordero.

Nadie le esperaba, al menos tan temprano, mientras en el juvenil de Javier Garcés y en el filial de Emilio Larraz  dejaba huella de futbolista con una proyección especial.  Se le dio la oportunidad con tan sólo 18 años para responsabilizarse de inyectar a un equipo sin sangre la furia y el apetito de un chico meteórico que sedujo al entrenador en los ensayos de la primera plantilla. Fue en Anduva, frente al Mirandés, cuando Víctor decidió alinearle junto a Bakis, a quien retiró de la circulación tres partidos después para reunirlo con Azón en una sociedad que capitaneó una sufrida permanencia con goles y asistencias. El extremo había firmado en marzo un contrato hasta 2027 que hizo que su cláusula ascendiera de dos a diez millones de euros. Esa explosiva evolución ha hecho, sin embargo, que el club ate con mayor firmeza a este futbolista que encaja como anillo al dedo al vertiginoso fútbol actual que pasa a formar parte del vestuario de los mayores por derecho propio.

La revisión de su contrato hará que ascienda considerablemente sus emolumentos, que empezaron sobre los 20.000 euros y alcanzaron los 95.000 cuando rubricó la ampliación hace tres meses. También los diez millones se quedarán cortos si alguien viene a buscarlo.  Todo se ha disparo en la vida de Adrián Liso, a la misma velocidad que se desenvuelve sobre el campo. Este movimiento del club se antojaba obligatorio porque pese a la juventud y la inexperiencia del zaragozano, en los 727 minutos que ha participado se han vislumbrado virtudes que no ha tenido el Real Zaragoza en los últimos tiempos y que exige este deporte en cualquiera de sus categorías profesionales.

Va seguir creciendo en el equipo donde se ha formado y será una pieza importante del puzle que por ahora le tiene como único representante fijo de la revolución que se espera. Rápido de mente y piernas, valiente, capaz de armar el disparo sin previo aviso, infatigable, fuerte… Le sobra calidad competitiva y tendrá que refinar la técnica, pero en su genética contiene virtudes atléticas y futbolísticas suficientes para que se haya confirmado esta apuesta. Es un valioso animal moderno.

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