Permítanme la espera a la hora de valorar el futuro del Real Zaragoza en todos los aspectos. La edad y la experiencia, que se adquiere aprovechando las enseñanzas de la vida y especialmente las adversas, me han enseñado a permanecer a la expectativa de los acontecimientos. El fútbol cada vez es un negocio más inaccesible a los aficionados; si la Liga no gana dinero con los partidos de Segunda División pese a tener importantes ciudades vinculadas con sus clubes en la competición, le venderán los derechos a quien sea para rentabilizar al Real Madrid y al Barcelona, con presidentes peculiares que han repetido en su cargo y cuyos clubes no son sociedades anónimas deportivas. Ambos están incluidos en situaciones polémicas al margen de los que se produzcan en el terreno de juego y que se disipan en los grandes medios de comunicación.
Me preocupa que el Gobierno de Sánchez haya vuelto a lo que fue la «censura» en los años del franquismo. Y conozco la situación porque en mi etapa inicial como meritorio antes de la Constitución, una de mis actividades era llevar los guiones de los programas del día siguiente a la oficina de Sindicatos, actualmente de CCOO, frente a la antigua Radio Zaragoza en el olvidado paseo de la Mina. Por encima de él y de cualquier otro presidente de gobierno, está el poder y esa gente juega con ellos a cambio de la apariencia de autoridad y a los ingresos que perciben, sea cual sea su ideología.
¿Qué reciben los seguidores de los clubes a cambio de su dinero «en caja» por ver una veintena de partidos en su estadio? Además de los costes cada vez mayores para ser abonados hay que sumar el parking y el dinero del combustible para ir y volver al estadio, o del bonobús y el tiempo invertido de espera en el transporte público, incluso del botellín de agua o refresco y el acompañamiento calórico de las bolsas de patatas fritas y similares con unos precios carísimos dentro del campo. Como el ciudadano de a pie en la política los abonados y seguidores de los clubes forman parte de la diana económica de los propietarios. Cuyo mayor negocio, no obstante, son los estadios y la relación con los representantes de la plebe.
Qué razón tiene Sr Ortiz. El fútbol es un gran negocio para los de arriba. En España, rigen las oligarquía, tanto en el fútbo como en la politica, unos pocos en Santa alianza se reparten las prebendas de los derechos televisivos y otros ingresos y ventajas que el poder político proporciona. Política y deporte arrastran el mismo mal de origen, todo está mezclado.
Es sabido que los partidos en los que juega nuestro Zaragoza son los más vistos en TV en la segunda división, sin que eso se corresponda con los ingresos que el equipo recibe por los derechos televisivos.
Por no hablar del desigual apoyo de las comunidades a sus clubs.
Vean el mapa autonómico: Cataluña 3 equipos en Primera. Madrid 4, Comunidad Vasca 3. Aragon 0
No soy aragonés, pero soy del Zaragoza y me Duele.
o. Un