Desconozco si se trata de una estrategia de los responsables del club de cara a la afición una vez que avanza la temporada o si es, simplemente, una casualidad. Al principio era común que se ofrecieran las presentaciones de los nuevos jugadores en un escenario diferente a la sala de prensa convencional, con producciones interesantes y divertidas para anunciar los fichajes. Hasta la noche de la clausura del mercado de verano; durante varias horas se cerró de golpe la comunicación y no se produjo al día siguiente la esperada comparecencia del director deportivo cuando, a medianoche, se informaba en Heraldo que en el último minuto se había conseguido fichar a Stefan Lekovic mientras El Periódico confirmaba que no se había llegado finalmente a un acuerdo, como así fue.
Volvieron de nuevo, poco a poco, las aportaciones para llamar la atención a los aficionados en X, se produjeron incluso conversaciones entre jugadores, imágenes de las victorias fuera de casa en tono «espartano» y del primer triunfo en la vuelta a la Romareda. Eso sí, Víctor Fernández mantuvo la rutina de ofrecer sus declaraciones antes y después de los encuentros en el lugar habitual. Siempre lanzaba sutilmente algunos mensajes, unos más claros que otros, sobre la construcción de la plantilla, que se había quedado corta, y la función de futbolistas concretos del grupo.
Desde las dos derrotas consecutivas los mensajes fueron desapareciendo, sin regresar tampoco después de la victoria del viernes en Tenerife. Quizás las Fiestas del Pilar, la polarización entre una parte de los seguidores blanquillos a favor del entrenador aragonés y otros en su contra, hayan obligado a tender un puente de silencio mientras se espera ratificar con una victoria el domingo en la Romareda la lucha por los primeros puestos del Real Zaragoza. Esa prudencia en la comunicación es la que desea también Víctor que insiste, con razón, en no mirar más allá de la siguiente batalla. Algo que aprendemos a diario con la muerte de nuestros seres queridos, como es el caso de Salvador Asensio, que nos pilló a pie cambiado haciendo planes de futuro.
DEP Salvador Asensio. Miembro de esa gran estirpe de comunicadores, cada uno con su estilo, como la familia Ortiz o E. González, que los que tenemos cierta edad ya sexagenaria, pudimos disfrutar.
Quedamos ya muy pocos y somos apartados por los grandes medios que no admiten la opinión independiente para controlar que nada ni nadie se mueva en la foto. Salvador aguantó hasta el final fiel a su dignidad y a sus convicciones.