La ciudad es como es y yo soy como soy

En las ruedas de prensa de Víctor Fernández se ha hecho habitual que, entre pregunta y pregunta, algún periodista le consulte sobre un asunto que al técnico le encantaría responder y no esté en el orden del día. En la de hoy, un integrante de su gabinete de prensa le ha interrogado sobre cómo es posible que haya tanto pesimismo yendo el equipo en cuarta posición. No hay medio de comunicación tradicional o autonómico que se haya puesto una coma de fatalismo en sus redacciones sobre la situación actual del equipo, y menos la casa donde trabaja el reportero en cuestión, donde se aplaude hasta con los empastes una derrota como si fuera un triunfo. Si acaso, los más audaces se han atrevido  a enumerar datos nada favorables en la últimas jornadas, con una tendencia general hacia la prudencia y la igualdad de una categoría que permite varios ases bajo la manga en esta larga partida.

¿Dónde está entonces el pesimismo? Si se refiere a las redes sociales, donde ciertamente y por ser un espacio ingobernable las críticas brotan sin necesidad de abono, es cierto que hay una división de opiniones sobre el destino final del equipo y sobre si Víctor Fernández ha perdido o no el norte. «Soy Fulanito de tal (u @obediente_Páez), portavoz de las redes sociales, debería presentarse el enviado especial a La Romareda. Pero no, se tira la piedra y se esconde la mano apuntando al tan recurrido entorno. Y Víctor, encantado, ha recogido el guijarro de esta forma: «La ciudad es como es», para luego evitar derrapar por completo con un «es normal que la gente esté cansada tras doce años en Segunda».  La ciudad es como es. ¿Y cómo es esta ciudad, Víctor, que te ha dado fama, fortuna, un plato de sopa diario y el honor de ser pregonero de las Fiestas del Pilar en 1994  gracias a una de sus más grandes instituciones, el Real Zaragoza?

Esta ciudad donde casi 29.000 ciudadanos, con mayor o menor holgura económica, pagan su abono con puntualidad, una generosidad sin límites y una capacidad infinita para soportar y perdonar infamias deportivas, viajando muchos miles de kilómetros para estar junto al equipo haga frío o calor en la carretera o en la clasificación. Considerándote no pocos un ídolo, el único entrenador capaz de subir al Real Zaragoza a Primera aunque haya colaborado en alguna oportunidad a situarlo al borde del abismo o a descenderlo. La Copa, la Recopa… Aquí, en la Muy Noble, Muy Heroica, Muy Leal, y en ningún otro lugar del planeta.  Ni siquiera en Madrid.

El fútbol da cobijo a todo tipo de personajes. También a los ingratos con un carnet de entrenador, no de cardiólogo o de maestro o de enfermera… Esta ciudad es como es, lo suficientemente inteligente para desenmascarar a los ‘Yo soy como soy’ por mucho periodista deportivo, la profesión con más Judas y menos licenciados por metro cuadrado, que forme parte de una guardia pretoriana tragicómica.

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