Casi como con Fran Escribá

El Real Zaragoza suma 24 puntos con Víctor Fernández en 15 partidos, dos más que con el entrenador valenciano la temporada pasada, destituido una jornada después

Las tendencias son distintas y la clasificación también. Sin embargo, al superar las 15ª jornada de Liga, el Real Zaragoza de Víctor Fernández lo hace con tan sólo dos puntos más, 24, que el Fran Escribá, 22. La diferencia entre el rendimiento de ambos equipos en este tramo, con cinco derrotas cada uno, la marca una victoria más en el curso actual y un empate por encima del ejercicio anterior. La distancia es estrecha y el factor diferencial lo establece la clasificación de esta campaña (pendiente aún de partidos aplazados), donde el conjunto aragonés está dentro de zona de promoción a un par de puntos de la segunda plaza, zona de ascenso directo que ahora corresponde al Real Oviedo. Con Escribá, destituido una jornada después tras perder en Huesca desastre copero mediante con el Atzeneta, el terreno de promoción se encontraba a tres puntos y el segundo puesto, a seis En cuanto goles a favor y en contra, la mejoría ofensiva ha sido sustancial con 24 tantos por 16, mientras que en la defensiva se ha rebajado la seguridad con 17 encajados por 14. La Romareda, con tres derrotas por cabeza, no ha servido de consuelo a ninguno de los dos.

Las cinco victorias consecutivas en el arranque del campeonato, con cuatro de ellas con la portería a cero, y el incontestable liderato dispararon todas las expectativas y las ilusiones de la afición la temporada pasada, hasta que un empate contra el Racing en casa cambio el signo de los acontecimientos. En diez encuentros sólo se ganó en Andorra con una diana de Mollejo, lo que condujo al relevo en el banquillo con Julio Velázquez recogiendo la herencia. Esa fulgurante salida se miraba no obstante con algo de recelo, porque el fútbol no se aproximaba a lo excelente de los marcadores. Poco a poco se fueron descubriendo las carencias de una planificación que al principio elevó a los altares a Juan Carlos Cordero para más tarde destronarle sin honores. El Real Zaragoza, pese a los fichajes de Bakis, Manu Vallejo y Sergi Enrich, siguió abonado a la maldición del gol, con Maikel Mesa apagando el fuego con sus instinto de llegador. Doce semanas se mantuvo entre los seis mejores de la competición.

Existe un paralelismo nada superficial en cuanto a la forma de tocar el cielo y el modo de ir descolgándose, sin grandes actuaciones que recordar y un juego deslavazado. Con Víctor Fernández la apuesta por el ataque no se negocia. Con más corazón que cabeza, con la inspiración de dos futbolistas que están ofreciendo mucho más de lo que el propio cuerpo técnico esperaba de ellos, Soberón y Azón, el Real Zaragoza ha hecho del gol su doctrina. En ese sentido no hay correspondencia. Sí se detectan similitudes en la falta soluciones exteriores, un mediocentro vigoroso y, aún más con la venta de Francés, de un central categórico. Escribá se estampó contra la lesión de Cristian y sus consecuencias y la de Bakis, que vino del Andorra con la rodilla a medio gas… Víctor ha visto pasar por la enfermería a pesos pesados como Soberón, Keidi Bare y Aketxe, además de Tasende… Los dos entrenadores han sufrido contratiempos físicos del mismo calado.

Lo que es incuestionable es los recursos puestos a disposición de uno y otro para las reconstrucciones de los vestuarios. La respuesta de esas contrataciones se emparentan con la decepción. Mientras Escribá se puso en manos de Cordero para una misión a bordo de la esperanza, Víctor vigiló algunas operaciones y dirigió la mayoría en un entrega de poder y recursos financieros sin parangón en esta larga travesía por Segunda con la única meta de subir. Por el momento y con la 15ª jornada como señal de encuentro comparativo, el aragonés ha conseguido sumar dos puntos más que su colega. El Real Zaragoza juega el sábado en Córdoba y necesita ganar para frenar la caída que empezó en Burgos y que ha tenido su último episodio en la igualada contra un Málaga muy superior pese a su inferioridad. Todo lo que no sea vencer implicaría la salida del playoff por primera vez y una segura caída posicional y emocional.