El entrenador condimenta con sus agridulces conclusiones partidos en los que el Real Zaragoza es un amargo y pequeño rollito de primavera
Hansi Flick rebatió a la periodista que el Barcelona tuviera unos malos diez minutos finales en los que desperdició un 0-2 contra el Celta. «No sólo han sido los últimos minutos, nuestro partido en general ha sido muy malo». Un buen entrenador no sólo se distingue por sus capacidades para dirigir con liderazgo fuerte y discreto a un grupo de futbolísticas, sino también para visualizar la realidad y hacerla pública por dura que resulte. Para mostrarla de inmediato con el fin de que nadie, ni él mismo, se escude en excusas, telón tras el que la autocrítica se esconde esquiva. La mejor forma de aprender de tus errores es reconocerlos, si no esa historia tergiversada te condenará a repetirlos.
Víctor Fernández regenta últimamente un restaurante chino. El empate con el Málaga y el de ayer con el Córdoba le han dejado sabores agridulces, dos encuentros que han mostrado a un Real Zaragoza amargo, un pequeño rollito de primavera sin salsa y mucha bengala ofensiva que no sabe cómo ganar a recién ascendidos aunque jueguen con diez, en ambos casos desguazado por rivales de presupuestos muy inferiores con propuestas mucho más maduras desde la dirección técnica. La palabra ha sido una de las mejores herramientas del técnico aragonés a lo largo de su carrera, pero cuando tiene que cocinar platos sencillos como implicarse en su responsabilidad, ocupar un plano sencillo o contenerse en el exceso superlativo para elogiar a unos jugadores a costa de señalar a otros, las lentejas se le queman.
Apuntó a todos los defectos conocidos de su equipo que es incapaz de corregir. Eso sí, sintiéndose con el derecho a la victoria por ocasiones que se gestaron en su mayor parte desde la improvisación, desde una anarquía chiflada hasta que llega el descanso para restablecer un gobierno de mínimos. Se congratuló de la aparición de Adu Ares, quien desplegó mejores detalles que nunca pero no lo suficiente como para magnificarlo con una frase lapidaria para Liso, un futbolista que aun en las sombras es infinitamente superior al bilbaíno. «Si lo sé, lo saco antes». La asignatura de tacto siempre se le ha atragantado a Víctor. Distinguió el puñal de Luna y gastó una fortuna en flores para Bazdar y alguna que otra moneda de oro y dos caras para Aketxe, intocable en el once que parece diez con el vasco. A Azón, Francho o Poussin ni los mencionó…
El Real Zaragoza fue de nuevo un completo desastre que para corregirlo en invierno necesita mano de obra de altísima cualificación en todas las líneas, pero también un capataz que extienda su personalidad sobre todo al mapa táctico y emocional de un equipo minimizado ahora por el carácter disperso y hedonista de un personaje agrio con quien no le agrada, generoso hasta el empalago con los suyos y dulce consigo mismo, con la grada de El Arcángel o con el Almería. Así, el conjunto aragonés concursa como delicada cerámica e imprevisible escopeta en un constante tiro al plato de un técnico con el pulso perdido y el arroz pasado.
Flores para Bazdar…ayer en los 2 uno contra uno críticos no se fue ni del defensor ni del portero. De hecho, el uno contra uno no irse del portero lo define como delantero…y no sale bien en la foto. Ese punto de rasmia es decisivo para ser un delantero de éxito. Y algunos lo comparan con Milosevic. Angelicos…
Para triunfar en segunda tiene que haber una gran regularidad y equilibrio entre líneas. Hay demasiados jugadores insustanciales que tendrían que tirar del carro y no lo hacen. De momento, los mejores son los del filial
Por juego y méritos debemos de dar gracias de estar bien clasificados.
Está muy claro que se debe fichar y acertar en la ventana invernal.