El Real Zaragoza necesita sumar al menos seis puntos en los tres últimos encuentros del año frente a Eibar, Oviedo y Racing de Ferrol para cumplir con la media que suele otorgar la sexta plaza final
Para ser sexto y tener derecho a una de las plazas de promoción de ascenso, al final de temporada hay que sumar una un mínimo de 64 puntos. No siempre es así. La horquilla de exigencias pide alguno menos o alguno más, pero esa cifra representa la media estándar. En estos momentos, el Real Zaragoza tiene 26, lo que significa que para reunir la mitad de esa cantidad a falta de tres jornadas para el cierre de la primera vuelta necesita ganar dos de los tres encuentros que restan frente a Eibar, Real Oviedo y Racing de Ferrol para cumplir con la mitad de lo pactado. Todo lo que se deje por el camino en la antesala de la navidad le obligará a una mejora o sobreesfuerzo en la segunda vuelta en su persecución del ascenso por la vía de la promoción, ya que la directa se ha convertido en una utopía. En las tres ocasiones que ha logrado billetes para el playoff, al paso del ecuador del torneo 2014-2015 sumo 31 puntos con Popovic, y en el del 2019-2020, 33 con Víctor Fernández. La gran excepción de estos doce ejercicios en Segunda se produjo en el curso 2017-2018, con Natxo González a los mandos: era 17º con 24, a tres del descenso y a diez de sexto, pero el conjunto aragonés vino de las fiestas con un milagro bajo el brazo para alcanzar 71 y acabar tercero. Es recomendable no tomar este ejemplo por fantástico que parezca e invite a creer que todo es posible.
Si se focaliza el objetivo de capturar esa media docena de puntos en el marco del rendimiento del equipo desde que cayó por primera vez en El Plantío y, sobre todo, en el derrumbe de las últimas seis jornadas, con cinco empates y una derrota y con la imposibilidad de vencer en tres ocasiones en La Romareda, se infla la dificultad de romper de cuajo con esa tendencia pese a que dos compromisos, ante Oviedo y Racing de Ferrol, sean en casa. La mejoría, además, debería de venir acompañada de un considerable salto cualitativo en lo futbolístico, deteriorado por numerosas concesiones defensivas que han derivado en un sistema de tres centrales y un ataque empobrecido en goles por muchas ocasiones que se pise el área. El proyecto ambicioso de verano ha ido perdiendo en fuelle, por las lesiones y sus recuperaciones de largo recorrido, las controvertidas decisiones del entrenador y el desencanto con la mayoría de los fichajes. Los canteranos y futbolistas aún con el sello de prescindibles cuando se ejecutó la restructuración del vestuario están sujetando el timón ahora mismo lejos del puerto y con la amenaza de una tormenta perfecta en el supuesto de mantener esta peligrosa ruta, con la ventana invernal como salvavidas de una gestión pésima en todas las áreas del club.
Éibar será la primera parada en el singular Ipurúa. Casi todo lo que han conseguido los armeros han sido en su feudo, 19 de los 24 puntos que figuran en su casillero, firmados. Son los quintos más fuertes como locales, lo que equilibra su penosa respuesta a domicilio, la cuarta peor. El conjunto de Joseba Etxeberria gana ante su afición a rivales modestos y, salvo con el Eldense (2-0), lo hace por 1-0, lo que descubre el núcleo de los problemas de un conjunto que ha perdido mucha pegada con respecto a la campaña anterior. Por contra, su muro de contención es el más sólido de local después de Anduva. El partido se anuncia áspero, sin invitación al gol para ambos, con los guipuzcoanos obligados a llevarse los tres puntos para no descolgarse por completo de lo que en los últimos tiemos ha sido su hábitat natural.
Tres días después, el martes 17, el Real Oviedo pisará La Romareda en una jornada intersemanal. En medio del impresionante atasco de los 29 puntos (del 4º al 8º puesto), los asturianos no son de los más temibles como viajeros pese al 1-5 que acaban de propinarle al Racing de Ferrol. En cualquier caso, el Real Zaragoza se enfrenta a un adversario con muchos recursos: extremos como Hassan y Chaira, un nueve de demolición, el brasileño Alemao (8 tantos) y la fina batuta de Cazorla. El equipo de Víctor necesita recuperar el aliento ganador en El Municipal acuda quien acuda. El año se despedirá también al calor del hogar, contra el Racing de Ferrol, condenado a luchar por la supervivencia y con un comportamiento muy bajo tanto en A Malata como en las salidas (tres goles ha hecho de turista). Seis puntos de nueve como mínimo hacen falta para afrontar la segunda vuelta a toda pastilla, con el margen de error muy acotado. Porque Natxo González ya no está. Ni Borja Iglesias.