El Real Zaragoza empeora pero gana

Una jugada de Sans que finaliza Aketxe y un penalti parado por Poussin recuperan para la victoria a un equipo con menos chispa que nunca en el ocaso de la primera vuelta

Ni sangre, ni lucha, ni fútbol. Según David Navarro, que en la recta final se involucró en una tángana con el banquillo del Racing de Ferrol, en este partido había que morir. Los únicos que se tomaron al pie de la letra esa proclama fueron Pau Sans como propietario de casi todos los derechos del gol de Aketxe y Poussin, quien en su regreso a la titularidad que le había arrebatado sin argumentos Víctor Fernández detuvo un penalti a Álvaro Giménez. El resto protagonizó uno de los peores encuentros de la temporada, si no el peor, con la herencia del antiguo entrenador, una alineación sobrecargada por dentro y a un ritmo desesperadamente perezoso, espantoso en las proximidades del área y con un balón medicinal en los pies. Con circulaciones atestadas de atascos emocionales e imaginativos que permitieron al conjunto gallego defenderse sin apuros sobre las columnas humanas que son Puric y Naldo, dos centrales que en el Real Zaragoza posiblemente sería indiscutibles. Sólo el candor ofensivo del equipo de Parralo facultó a los locales para ejercer un dominio estéril y ganar. Los tres puntos traen paz en el zurrón de los pastorcillos, pero ni señal del oro, el incienso y la mirra necesarias para pensar en llegar a posiciones de ascenso en la segunda vuelta.

Después de siete jornadas consecutivas sin vencer, este triunfo balsámico no lleva al engaño. El Real Zaragoza necesita un entrenador, futbolistas que engrosen el débil potencial de la plantilla y demostrar algún tipo de personalidad. Presiones tardías, brazos bajados, cierta indolencia y una tremenda incapacidad para hallar soluciones en el juego estático, con todo el mundo encadenado al pánico de la situación, hicieron insoportable el encuentro, con el Racing de Ferrol con apenas un gramo de atrevimiento en los pies de Álvaro Sanz y Señé. La vuelta de Aketxe también tiene algo de embustera porque aunque fue decisivo con su tanto y algunos centros y disparos, colaboró a ralentizar aún más un tren ya de por sí lento. El bostezo, la nadería y los tradicionales balonazos como eje constructivo mandaron al abismo a Liso y Azón con maratones inútiles y una descoordinación absoluta a la hora de oprimir la salida del Racing de Ferrol, que se hizo más fluida en la segunda parte con el empate sin goles en el marcador y la sensación de que ese resultado se iba a inmortalizar. La lesión muscular de Francho (Aguado y Bare también se retiraron con la piernas agotadas) entregaron el protagonismo al doctor Ireneo de los Mártires, que este curso está chupando más cámara que sus pacientes. Además de futbolístico, el Real Zaragoza es un desastre físico, de preparación y de recuperación.

Calero entró por Francho y Navarro le responsabilizó del interior derecho, lo que abrumó al lateral. Tenía Navarro la opción de Pau Sans, pero hay que cosas que permanecen para mal en el acierto de la toma de decisiones. En el minuto 60, el técnico interino recurrió por fin al canterano, y Sans trajo consigo todas las bombillas necesarias para iluminar a su sombrío equipo. Controló un balón con la espalda y cedió para la llegada de Aketxe, quien tras un primer amago para aclarase el disparo batió con precisión a Jesús Ruiz, Por fin el vizcaíno fue de utilidad. La puerta se abrió de par en par para una teórico control de las operaciones y de los nervios. Pero el Real Zaragoza es hijo primogénito de la angustia, y el pasmado Toni Moya esperó a que el esférico le llegara a la orilla de su parsimonia dentro del área mientras Álvaro Giménez se anticipaba para ser derribado por el centrocampista. Poussin tenía los guantes inmaculados por su falta de intervencionismo, y se encontró frente a un reto monumental para corregir el error de su compañero. La Romareda contuvo la respiración, Álvaro golpeó y el meta francés despejó con las piernas el lanzamiento. Un héroe por accidente, pero un héroe con mayúsculas porque si no es por sus canillas el horror seguiría instalado en la cuenta de resultados.

Todo acabó con un lío tremendo entre los banquillos, donde David Navarro, Parralo, que propinó un cabezazo al aragonés, y diferentes responsables de ambos equipos llegaron a las manos, al enfrentamiento verbal. Fue lo más cerca que estuvo el partido de la muerte navajera, de la pelea, de la lucha en sus versiones más barriobajeras. El Real Zaragoza baja así el telón de una primera vuelta que, con 29 puntos, le obliga a una hazaña en cuanto se reanude la campaña en enero para retomar las ilusiones del proyecto inicial de ser como mínimo sexto. Con esta plantilla, con este entrenador que no es más que una prolongación del anterior, no puede continuar ni una sola jornada más. Pudo por los pelos con el Racing de Ferrol, pero su fútbol está saturado de laca y vacío de motivación. Ganar de esta forma es tan alarmante como no hacerlo.

Real Zaragoza 1. Poussin; Luna (Toni Moya, 59′), Lluís López, Vital, Tasende; M. Aguado (Pau Sans, 59′), Keidi Bare (Jair, 89′); Francho (I. Calero, 42′), Aketxe (Bermejo, 89′), Liso; Iván.

Racing Club de Ferrol. Ruiz; Buñuel, Puric, Naldo, Moi Delgado (Correa, 30′); Álvaro Sanz (Chiki, 72′), J. Señé; Nacho (Álvaro, 62′), A. Gelardo, Bebé, Jauregi (Dorrio, 62′).

Gol: 1-0 Aketxe, minuto 63

Árbitro: Palencia Caballero. Amonestó a Azón, Vital y Tasende por parte local y a Naldo, Gelardo y Correa (roja) por parte del Racing de Ferrol.

Incidencias: Partido disputado en La Romareda correspondiente a la vigésima primera jornada de liga con la presencia de 17.005 aficionados.

 

El cabezazo de Parralo a David Navarro

 

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