Azón, el último vuelo de un Superman que busca su capa

Cuestionado por su calidad y elogiado por sus virtudes físicas y sus heroicas y esporádicas aportaciones, el punta se irá de un club que nunca le ha querido de verdad

Iván Azón está en el centro del huracán de enero, posiblemente el último mes de su carrera como jugador del Real Zaragoza, un torbellino que está generando multitud de debates y opiniones sobre la conveniencia de su salida y las formas de su adiós. Se han abierto las puertas de varios jurados para establecer si merece la pena despedirle con honores, indignación por ingratitud o con una simple invitación de agradecimiento por los servicios prestados. Un buen puñado de equipos, algunos de superior categoría, aprovechando su relación contractual al acabar su vinculación en 2025, quieren sacar fruto a lo que consideran una buena relación calidad precio de la operación para fichar al futbolista. La propiedad le hizo llegar una oferta tardía y no muy ventajosa económicamente porque nunca le ha querido de verdad, trasladando así la presión pública al canterano. En parte, Juan Carlos Cordero ha conseguido su propósito, el que persigue con Francho y Aguado, en la misma situación laboral que su compañero. Ha esperado a que esta ventana se echara encima con propuestas como mucho a la par que se han traducido en negativas o espera silenciosa, ya que ambos se mueven en otros parámetros. La representación del ariete no se va a sentar a la mesa y si no es ahora, en verano hallarán un destino a su cliente sin que el Real Zaragoza perciba un euro.

La gestión de Cordero asoma cateta a nivel empresarial al correr el riesgo de no haber sacado más provecho de un patrimonio, pero la estrategia está vinculada a un cuidadoso plan que implica el descarte de una renovación que hubiera supuesto un gasto considerado excesivo y la inseguridad de que se pudiera sacar un beneficio mayor que el actual, con pretendientes dispuestos a pagar un millón de euros. Evidentemente, no se cree en el atacante como estandarte de un proyecto ambicioso y se busca otra tipología de goleador. La cuestión es, como ha ocurrido desde que debutara, Azón, que está temporada es el máximo realizador con siete tantos entre liga y Copa, es el más productivo. Soberón y Bazdar están lesionados para tiempo y Mari no da la talla. Los partidos de este mes, claves para el futuro ,podrían jugarse sin un 9, con uno de última hora o con Azón en último servicio.

La complejidad del escenario está por descubrirse aunque se intuye con lógica inquietud. En cualquier caso, Azón nunca o casi nunca ha contado con la bendición de directores deportivos ni entrenadores. El fracaso constante en la adquisición de supuestos primeros espadas e incluso alternativas para el puesto, han sido su trampolín para convertirse año tras año en el más influyente, primero como revulsivo y poco a poco en la titularidad. En ese tiempo, pese a su eficaz rendimiento, no se ha despojado de una calidad siempre cuestionada y perdonada en no pocas oportunidades por sus virtudes fisicas, su apasionada entrega y sus heroicas y esporádicas aportaciones. Así ha vivido, entre la crítica y el elogio, y así ha sobrevivido, bajo la sospecha general de que no estaba cualificado para liderar un ascenso mientras ha capitaneado permanencias.

Por ese camino de Superman que busca su capa, ha ido apareciendo el interés por un chico de 22 años en el que otros equipos perciben un delantero muy interesante que aún no ha alcanzado su cénit, un finalizador tremendo cuya técnica con el balón lejos del área y en la definición se pueden pulir con trabajo y paciencia. El desenlace del éxito o estancamiento de su progresión no se producirá en el Real Zaragoza, la que ha sido su casa y por la que se ha dejado el alma entre gritos de admiración y reprobación. Eso sí, ha sido más honesto que nadie, y esa grandeza le precederá en el recuerdo.

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