Iribarren, game over

No han transcurrido dos días y el Deportivo Aragón ha destituido a un entrenador, Iván Martínez, y ha contratado a otro, Emilio Larraz, un técnico que dirigió al filial en dos etapas, en las temporadas 10-11 en Tercera (no fue renovado) y en la 14-15 en Segunda B después de haberlo ascendido. La despedida de Martínez el pasado viernes por causas sin justificar, al menos públicamente, resultó desconcertante porque cómo se produjo, poco después de que se le hubiera comunicado que seguiría al frente del equipo. Campeón de Liga y de Copa de Campeones con el juvenil de División de Honor en 2019 y responsable de la primera plantilla durante ocho jornadas, las razones del cese de su contrato quedarán en el Área 51 zaragocista. A rey muerto, rey puesto, han decidido los responsables de la cantera al apostar por un profesional que fue literalmente expulsado del club hace siete años.

«El Consejo de Administración del Real Zaragoza SAD comunica su decisión de cesar a Emilio Larraz como entrenador del Real Zaragoza B con efectos inmediatos, entendiendo que en los últimos meses ha sufrido un desgaste profesional importante derivado de los complicados momentos vividos en el club. Y, como consecuencia de ello resulta, al entender de este Consejo, incompatible este estado de ánimo con la necesidad de liderazgo que exige actualmente la dirección técnica de la segunda plantilla». Este párrafo encabezaba el comunicado que intentaba explicar la rescisión de contrato con Larraz, uno de los profesionales más cualificados de la casa y con un porvenir que se auguraba brillante desde el propio club.

La realidad de aquel episodio fue la siguiente: el consejero Carlos Iribarren, aún accionista del Real Zaragoza y antiguo miembro de directiva con José Ángel Zalba, se encargó de desprestigiar al técnico por todas las esquinas mediáticas de la ciudad con una información que quería dejar malherida la honestidad del preparador. No lo logró, pero sí encendió la mecha de la salida del zaragozano, quien fue relevado por su segundo, César Láinez. Iribarren, recién aterrizada la Fundación 2032, se adjudicó un poder omnímodo en el área deportiva hasta tal punto de echar a Víctor Muñoz en 2014 tras una ácida discusión entre ambos y por motivos también personales al director deportivo Martín González en 2015, a quien se le había renovado hasta el 2019.

El regreso de Emilio Larraz, de 53 años, supone una magnífica noticia al tratarse de un técnico que conoce a la perfección la metodología y la idiosincrasia de la Ciudad Deportiva y que se ha labrado un prestigio profesional en el fútbol aragonés durante 20 años de carrera (Illueca, Andorra, Sariñena, La Muela, Zaragoza B y CD Ebro, club este último en el que realizó un notable trabajo en Segunda B) y en el Racing de Ferrol, al que subió a Segunda B –al igual que antes había hecho con La Muela, Sariñena y Zaragoza B– sin lograr el objetivo marcado desde su fichaje de impulsarlo a Segunda. Larraz vuelve a un ecosistema que le es familiar, esta vez avalado por Ramón Lozano.

Su tercera etapa a los mandos del filial tiene una segunda interpretación o certeza, la de que Carlos Iribarren ha sido desplazado por completo de la toma de decisiones deportivas, ya que de no ser así las puertas continuarían cerradas a cal y canto para Larraz. Dos buenas noticias en una.

One comment on “Iribarren, game over

  • Maño de Vilassar , Direct link to comment

    En algún momento, alguien explicará la salida de Iván Martínez, espero. Todo muy raro…

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