Con ocho asistencias y tres goles, el exjugador del Ejea, el arma más diferencial del equipo de Iván Ania y una de las sensaciones de Segunda, combina su profesión con una fuerte convicción religiosa
Ver arrancar, encarar y regatear a Christian Carracedo es una gozada, un espectáculo poco común en la actualidad, donde los jugadores suelen ser disciplinados funcionarios de mecanismos más colectivos que individuales. El futbolista catalán es un extremo a la antigua, una fuente de la que emana la esencia más pura de este deporte. No va por libre, pero cuando se le encienden los motores de la inspiración, vuela sin ataduras, propulsado por lo que le sale de dentro, siempre vertical, casi siempre generoso, una pesadilla para el lateral zurdo que tenga la misión de intentar desactivarle. Pertenece a la casta de burladores en la que figuran Yeremay, Nico Fernández, Gerard Valentín, Brian, Ontiveros, Andrés Martín, Larrubia, Calas, Ylias… Sin embargo es un delantero singular, diferente en el desborde, con el telescopio constantemente buscando un compañero al que hacer feliz. Con ocho asistencias y tres goles, el que fuera exjugador del Ejea en la temporada 2020-2021, es el arma ofensiva más diferencial del Córdoba, equipo al que se enfrenta este lunes el Real Zaragoza, que lo sufrió hasta el tuétano en El Arcángel. Por encima de Álex Sala (autor de cinco goles y cinco asistencias), Jacobo (con seis dianas y tres pases de gol) y Casas (nueve tantos).
Con 27 años, tiene una trayectoria alejada de las grandes competiciones hasta recalar en el equipo andaluz hace tres años y lograr el ascenso, lo que contrasta con el rendimiento que está ofreciendo este curso, herencia también del pasado. Badalona, Mallorca en tan sólo un partido de Copa contra el Huesca, Langreo, Prat, Ejea, Linares y Córdoba. Tercera División y Primera RFEF han sido sus espacios naturales, condicionados no obstante por una vida con muchos y nada sencillos relieves desde su infancia, cuando, al igual que su padre, empezó de portero en campos de tierra para decidir que en lugar de dedicarse a hacer montañitas de arena bajo los palos lo suyo era irse a la aventura, estar cerca de la otra portería. El de Hospitalet de Llobregat ha participado marcando o asistiendo en 11 de los 44 goles que ha hecho el Córdoba en 31 jornadas, con una incidencia cercana al 25%, o lo que es lo mismo, un protagonismo directo en uno de cada cuatro goles de los hombres de Iván Ania. Con 2.402 minutos, es el futbolista de campo más utilizado por el técnico asturiano. Carracedo es un caso muy particular al margen de su profesión, o en paralelo a ella, porque ya no disocia su amor por el fútbol de sus fuertes convicciones religiosas, las que, según un testimonio que ofreció en noviembre de 2023 en el canal El Rosario de las 11, ha completado y equilibrado su forma de mirar el mundo.
La grabación descubre a un jugador que, a partir de la conversión y de la fe, ha ido encontrando sus caminos despejando miedos, sus problemas con un TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) y una serie de situaciones que le impedían expresarse en el campo y en la vida. «Como consecuencia de un TOC supersticioso, con el Linares no pude viajar a un partido, y en Zaragoza llegué a cambiar en once ocasiones el coche de lugar porque vi pasar una ambulancia y pensaba que me iba a ocurrir algo malo». Dios le ha dado sentido a todo, explica, y a través de él y sus enseñanzas, Carracedo dice haber ganado en seguridad y en humanidad, en sencillez en el trato con los demás, distanciado del aura del futbolista profesional para aproximarse con naturalidad a la gente y los niños que le admiran. «Me aporta la serenidad que necesitaba». Con todo, el Real Zaragoza tendrá enfrente este lunes a un auténtico diablo, veloz mensajero de las mayores amenazas.