Darío Franco, el rey de la Copa América

Messi se ha coronado por fin con la selección argentina y no hay lugar en el mundo donde no se hable de la gesta. Un exquisito gol de Di María a Brasil en Maracaná. El Maracanazo se tituló esa victoria que permite alcanzar a la albiceleste a Uruguay en número de trofeos, 15. Al fondo de La Romareda, sin embargo, se escucha todavía el eco de esta canción que hacía temblar las gradas del estadio: “¿Dónde vas Darío Franco, por qué vienes hacia aquí? / Voy corriendo al Fondo Norte, porque acabo de marcar / un golazo de cabeza y os lo voy a dedicar. / Con cojones, Zaragoza, hoy vamos a machacar”. Iba dedicada a un argentino largo y zancudo, un tipo fiero, contenido, de juego aéreo impecable para defender y atronador cuando visitaba de vez en cuando la azotea del área rival. Futbolista posicional, generoso, conocedor de sus virtudes y de sus defectos con el balón.

Darío Javier Franco Gatti fichó por el Real Zaragoza en 1991 previó pago de 100 millones de pesetas (600.000 euros) a Newell’s Ol Boys para buscar el equilibrio táctico que necesitaba un incipiente equipo de artistas. Venía de ser campeón de la Copa América en Chile y volvió a repetir en la edición de Ecuador en 1993, doblete memorable que ningún otro futbolista logró siendo jugador del Real Zaragoza. Solo otro zaragocista Fernando Cáceres, coincidiendo con el cordobés en la albiceleste, cuenta en sus vitrinas con el máximo trofeo de selecciones sudamericanas. Antes llegó Darío; luego se presentó el Negro. Vaya par lanzadores de penaltis. Ambos marcaron en la tanda de la final de Copa ganada al Celta en 1994 en el Calderón. Pateo irregular de Darío ; reverencia de Cáceres tras un tiro impecable… Higuera adornó la noche.

El 17 de julio de 1991, en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, Darío Franco hizo feliz a Alfio Basile al marcar dos goles a Brasil (3-2), resultado que permitiría a Argentina avanzar con firmeza hacia la Copa América. Al primero se lanzó con un frentazo de sangre y fuego, con su melena rizada rompiendo las nubes y la defensa de la canarinha. Al segundo lo atacó por el otro lado, anticipándose de cabeza. Aquello se convirtió en una batalla con cinco expulsados (Caniggia, Carlos Enrique, Mazinho, Marcio Santos y Careca). Dos años después, cuando en el Real Zaragoza era ídolo de raza, su vida deportiva dio un giro fatal sufrió la fractura de tibia y peroné de su pierna derecha en un encontronazo con el defensa boliviano Sandy en el primero partido de la Copa América de 1993 que volvería a ganar. Perdió jerarquía en el equipo aragonés, donde un Aragón de guante blanco se sirvió para reinar casi en solitario en el centro del campo, y no entró en la citación del Mundial de EEUU-94 aunque estuvo invitado. Cafú y él se sentaron de traje en el París de la Recopa, viendo el gol de Nayim fuera de la citación.

 

La canción aún se escucha en La Romareda, y la letra recuerda su entrega, su valor, su profesionalidad. El 12 de abril de 1992, en un encuentro frente al Athletic en La Romareda, a los 75 minutos Eskurza no pudo evitar el cuerpo de Franco deslizándose por el pasto para disputar un pelota. Le cortó la bolsa del escroto y el argentino aguantó hasta el final. «Me ardía ahí abajo pero sin dolor», recordaba el centrocampista, pero se fue al vestuario como si nada. Al revisarle la zona el médico, uno de sus testículos colgaba y cuenta la leyenda que hubo algún desmayo de compañeros al ver la escena. Le dieron diez puntos al rey león de América. «Con cojones, Zaragoza, hoy vamos a machacar”.

One comment on “Darío Franco, el rey de la Copa América

  • Dabi , Direct link to comment

    Recuerdo la emoción colectiva, el silencio expectante de la grada en París, terminado el partido, cuando Darío salió hacia el centro del campo en traje con una bufanda y una bandera. Se arrodilló, posó una a un lado del punto de saque, otra al otro, empezó a reverenciar a la afición y la afición estalló de amor hacia él. Darío es leyenda viva de corto, de traje y hasta con un testículo colgando como nunca.

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