El Real Zaragoza no ha anunciado nada oficial aún, pero Adrián Liso se ha adelantado en sus redes sociales para confirmar con una extensa y emotiva carga de despedida la consumación del acuerdo de cesión por una temporada al Getafe, que en caso de querer quedarse con el 50% de los derechos del futbolista deberá pagar tres millones de euros al final de la próxima temporada por una relación contractual hasta 20230. En caso contrario, el extremo aragonés volvería a la disciplina del conjunto aragonés, con el que tiene contrato hasta 2029.
El préstamo, después de que Bordalás intentara su fichaje el pasado verano con una oferta azulona de 4 millones por el 60% del pase, rechazada por el Real Zaragoza, que remitió a su cláusula de 15 millones, se fraguó como condición para que Gabi Fernández, procedente del Getafe B, llegará al banquillo de La Romareda en sustitución de Miguel Ángel Ramírez y con el equipo inmerso en una dura pelea por la salvación. Liso explotó en la recta final de la campaña 2023-2024, de la mano de Víctor Fernández. Su verticalidad, descaro y potencia en el disparo le convirtieron en referente del ataque zaragocista y de la permanencia, virtudes que le valieron la renovación hasta. El pasado curso lo sobrellevó con demasiados dientes de sierra en su rendimiento, a la baja según avanzaban las jornadas y se le alternaban en diferentes posiciones y roles que acabaron por confundirle.
El delantero, de 20 años, dispone de un gran potencial, aunque su proyección se haya estancado en el Real Zaragoza. El Getafe, sin embargo, insistió en contar con el extremo, sobre todo Bordalás, quien intuye que el jugador encaja a la perfección en su forma de entender el fútbol, lo que permitirá tener la oportunidad de jugar en la élite gracias a un trueque inusual.
La carta íntegra de despedida de Adrián Liso
«Hoy me cuesta escribir estas palabras, porque con ellas cierro una de las etapas más importantes de mi vida. Después de tanto tiempo vistiendo esta camiseta, todavía recuerdo la primera vez que llegué a este club con tan solo 12 años, siendo un chaval humilde y lleno de sueños por cumplir. Ha llegado el momento de decir adiós. Un adiós muy complicado. Porque despedirse de un lugar que ha sido tu casa durante tantos años no es algo que se pueda hacer sin que se encoja el corazón.
Llegué a este equipo con ilusión y con nervios. Algunos de vosotros me visteis llegar con ganas de demostrar, pero todos, sin excepción, me habéis hecho sentir parte de algo grande.
No ha sido la temporada que ninguno de nosotros esperábamos. Ha sido, sin duda, la temporada más dura de mi vida, tanto en lo colectivo como en lo individual. A veces las cosas salieron bien, otras no tanto, pero siempre puse el corazón. Este escudo lo llevé con orgullo en cada entrenamiento, en cada partido, en cada minuto.
Dar gracias también a todas las personas que trabajan día a día para este club. Cada uno de vosotros hacéis los imposible para que este equipo continúe su historia.
Y, sobre todo, gracias a la afición. Vosotros sois el alma de este escudo. Gracias por cada recibimiento, por vuestra fidelidad, por cada aplauso, incluso en los días malos. Me habéis hecho sentir querido. Vosotros hacéis que este club sea lo que es. Y eso no se olvida nunca.
Me llevo recuerdos que guardaré para siempre. Ahora empiezo un nuevo capítulo en mi vida y en mi carrera. Lo hago con esperanza, con respeto y con la seguridad de que todo lo vivido aquí ha dejado una huella que nunca se borrará.
Este club me ha formado, me ha enseñado lo que significa pertenecer.
No es un adiós definitivo, es un hasta siempre. Porque cuando uno ha amado tanto a un club, nunca se va del todo. Desde donde esté, seguiré apoyando, seguiré sintiendo, seguiré siendo uno más».
Murphy cada día esta más presente en este engendro que algún día fue el Real Zaragoza, todo es susceptible de empeorar, es una auténtica falacia a todos los niveles les importa un bledo arrastrar el histórico nombre.
El silencio nos haría cómplices.