El central, en una entrevista en el Periódico de Aragón, habla del ostracismo al que le sometieron y de lo doloroso que le resultó hasta pensar en la retirada del fútbol
Jair Amador se ha sincerado sin medias tintas en una entrevista concedida a el Periódico de Aragón. El central, descartada su renovación por parte del Real Zaragoza y por sí mismo, habla de todos los aspectos de sus cinco temporadas en el conjunto aragonés, centrándose sobre todo en la actual y en el tobogán de emociones que ha experimentado. El futbolista comenta los malos momentos que vivió cuando el club y Víctor Fernández le descartaron por completo para sus planes el pasado verano, pero sobre todo en cómo gestionaron esa decisión, sin dejarle siquiera salir cuando tuvo la oportunidad. «Era como un fantasma, el hombre invisible. Pensé en dejar el fútbol porque no acababa de aceptar ser tratado de esas maneras». El defensa estima que «no es el hecho de jugar o contar menos, por considerar que otros lo tienen que hacer, sino por la forma y el trato hacia mí como jugador y hasta como persona, que es lo que más aprecio en el mundo profesional. Es ser personas, que te traten como a uno más, el tener la decencia de que te traten como a eso, como a personas».
Extracto de la entrevista con Jair Amador
Con Gabi, en los 11 partidos con él, jugó en todos los minutos. ¿Le redimió un poco de lo vivido antes, de su descarte en verano y de empezar la temporada sin contar para Víctor tras no salir?
Me volví a sentir importante, está claro, pero tal y como yo lo he vivido y como ha sido no me cambia el valor de la temporada, estamos hablando de solo los dos últimos meses y lo restante fue complicado, sin jugar apenas, solo en algunas circunstancias, casi desaparecido en varios momentos. Es que fue muy difícil y me afectó hasta a nivel familiar, porque era una situación completamente nueva y era sobre todo por cómo se procedió conmigo. No es el hecho de jugar o contar menos, por considerar que otros lo tienen que hacer, sino por la forma y el trato hacia mí como jugador y hasta como persona, que es lo que más aprecio en el mundo profesional. Es ser personas, que te traten como a uno más, el tener la decencia de que te traten como a eso, como a personas.
¿Cree que Víctor no fue justo con usted?
Pudo hacer las cosas mejor, estaba en su derecho de no contar conmigo, como cada entrenador, pero pudo hacer las cosas de forma diferente. Mucho más una vez que me quedo tras el verano, obviamente no por decisión mía, porque nunca lo fue. A mí antes de empezar la pretemporada se me comunica que debo salir, es un golpe duro, que tengo que aceptar, pero después porque no eran capaces de firmar a otros jugadores en mi puesto o no encontraban lo que querían o por lo que fuera, no me dejan salir. Ni en verano, ni después de acabar ese mercado, en septiembre, ni en enero. No salí y a mí no me entraba en la cabeza: no juego, no cuentan conmigo, no quieren que participe porque Víctor consideraba que mi etapa ya había terminado, que no daba el nivel suficiente y había otros compañeros por delante, pero no puedo marcharme, no se me deja irme. Es que era muy difícil, por no decir imposible, de entender.
¿Llegó a pensar en una solución más drástica?
Sí, en dejar el fútbol. Es que muy duro a nivel psicológico. Yo iba a cada entrenamiento a tratar de dar lo mejor de mí, a estar bien con todo el mundo, aunque tuviera días que no tenía motivos para sonreír. Yo buscaba dar mi mejor nivel en medio de una situación difícil y claro que pensé en coger las maletas, irme y dejar el fútbol para buscarme la vida de otra forma. El choque que tuve a nivel emocional fue tal que lo hablaba con mi mujer y le decía que lo dejaba, que no aguantaba más, que era como un fantasma, como el hombre invisible. Pensé en dejar el fútbol porque no acababa de aceptar ser tratado de esas maneras. Para mí lo más importante era estar bien conmigo mismo y con mi familia y esa parte era muy difícil, porque había muchos días de mal humor, de no sentirme bien y todo a raíz de mi situación personal.