Las presentaciones de nuevos jugadores en el Real Zaragoza resultan cada día más tediosas y trufadas de lugares comunes y tópicos a granel en un club mohíno
Las presentaciones de Sebas Moyano y Tachi y las explicaciones de Txema Indias sobre su trabajo se podrían resumir en una línea: los chicos están encantados de venir a un club histórico donde esperan dar lo mejor de sí mismos, y el director deportivo subraya que faena con prudencia y dentro de un contexto financiero impuesto a la baja. Nada que en 13 años no se haya escuchado en los veranos, con futbolistas agradecidos y locos por la música porque el Real Zaragoza los haya elegido y gestores que no quieren pillarse los dedos con un piano de segunda mano. Antes, de vez en cuando, había alguna nota más alta que otra con la palabra ascenso colgándose con mayor o menor timidez de los labios de los protagonistas. Lo de hoy ha sido de una tristeza propia de un club mohíno. Ponerse a valorar o recoger las impresiones de jugadores y ejecutivo no merece la pena porque conduce a la depresión más absoluta. Uno tiene versatilidad, el otro experiencia e Indias un tono que no da para que le contraten de animador en una discoteca o fiesta de ravers de Badajoz. No hay noticia donde no hay personajes de calado deportivo o intelectual que alumbren la información. Ni Moyano ha dicho que va a meter 20 goles ni Tachi que va a salvar 20. Tampoco ha habido demasiadas preguntas para encender una pequeño hoguera de interés. Será mejor esperar a que hablen en el campo. Este sí que es un tópico sacrosanto. Perdonen por la excesiva extensión de este artículo sin una tilde de alegría.
