Dani Gómez y una asociación entre Bazdar y Soberón en el estreno de un Ibercaja Estadio aún con demasiada arena y media entrada en las gradas dan forma a la victoria en el segundo amistoso (2-0)
Estos partidos son de pesada y larga digestión. El resultado en los encuentros de preparación tampoco sirve para dictar sentencia sobre casi nada, aunque en su segundo amistoso el Real Zaragoza hizo más méritos para ganar ante un tierno Mirandés que se olvidó por completo de la portería de Poussin. El equipo jabato, como cada curso, se está reinventado de la nada, y en el estreno del Ibercaja Estadio, a mil años del luz del que luchó por el ascenso a Primera hasta el último suspiro, hizo de dócil esparrin frente a un rival que explotó un par de acciones atacantes para firmar el triunfo: un disparo de Dani Gómez en el minuto 15 que halló la colaboración de Palomares y una exquisita asociación entre Bazdar y Soberón en la segunda mitad, una pared de exterior del bosnio que el cántabro finalizó con la misma zona del pie. Poco menos de media entrada y un terreno aún con demasiada arena restaron glamur al bautizo de un campo que todavía carece de alma, si es que en alguna ocasión logra tenerla en su cuerpo modular.
Saidu y Gori, uno en cada tiempo, actuaron de centrales. Un mediocentro físico y otro de construcción en una posición en la que volvió a estar Tachi pero no Radovanovic, a quien Gabi prefirió reservar para próximos compromisos, ni Kosa, expuesto en el escaparate de las salidas. No hubo problema alguno porque los burgaleses cosieron su fútbol muy lejos del área zaragocista, con timidez y sin apenas profundidad, pero esa circunstancia deja al descubierto que el viejo problema de la autoridad defensiva está por resolver. Como sucede de la misma forma en el mediocampo, con inquilinos que no parece que puedan aportar mucho más de lo visto el ejercicio anterior. En definitiva, el Real Zaragoza va sumando kilómetros a las piernas sin que se perciban detalles distintos como consecuencia de una plantilla aún muy incompleta que impide descubrir cuál será su identidad cuando comience el torneo. Seguramente habrá que esperar más, hasta septiembre, para vislumbrar alguna luz entre la vigente espesura. Entre la bruma.
De salida apareció Bakis, errante, despistado, como si el equipo y el fútbol en general no fueran consigo. Todo lo contario que Dani Gómez o Sebas Moyano, que imprimieron mucha actividad y energía a sus intervenciones y ofrecieron el costado izquierdo para las constantes subidas de Tasende mientras Juan Sebastián se mostraba recatado por su orilla. Aketxe para los corners, con un disparo al palo, y Guti para poner orden junto a Francho. Demasiados balones en largo, demasiada tierra como para desenterrar un pase en buenas condiciones, con la vieja y oxidada estrategia de esperar el fallo interior del Mirandés para correr en estampida. En una de esas galopadas, Dani Gómez disparó y el guardameta visitante aflojó el guante. El carrusel de cambios introdujo piernas, oxígeno y más protagonismo para los delanteros. Keidi Bare y Moya se adueñaron de la sala de operaciones y entre Pau Sans, Bazdar y Soberón fabricaron la segunda diana. El Real Zaragoza, más afilado, ganó en la inauguración del Ibercaja Estadio. Fue la mejor noticia de un equipo con demasiadas páginas en blanco para un Txema Indias que tiene un ingente trabajo por delante.
Real Zaragoza: Poussin; Juan Sebastián (Calero, 58′), Saidu (Hugo Carrillo, 58′), Tachi (Gori, 58′), Tasende (Borge, 46′); Aketxe (Pau Sans, 58′), Francho (Keidi Bare, 58′), Raúl Guti (Toni Moya (58′), Sebas Moyano (Cuenca, 58′); Dani Gómez (Bazdar, 58′), Bakis (Soberón (46′).
Mirandés: Juanpa; Isaac, Córdoba, Pica, F. Medrano; Varela, Marino, Zárate, Julen; Gabri, Arriola. También jugaron: Gorrín (PS), Alutiz, Markel, Cámara, Coniac, Calzado, De Lucas, Arnáiz.
Goles: 1-0 (M. 15): Dani Gómez. 2-0 (M. 80): Soberón.
Árbitro: Muñiz (Comité Aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Dani Gómez (45′), Aketxe (48′).
Estadio: Ibercaja Estadio. 8.271 espectadores.
Foto Real Zaragoza