Emilio Larraz vuelve a ser feliz. O al menos a estar muy cerca de esa sensación después de demasiado tiempo lejos de la Ciudad Deportiva por diferentes motivos. Regresa a su casa, al Real Zaragoza, que por tercera vez le abre las puertas para aprovechar su experiencia como entrenador y sus valores humanos, ambos al servicio de la formación de futbolistas. «Estoy ilusionado por muchas razones, por formar parte de una de las mejores estructuras formativas del fútbol español, por volver a trabajar con chicos jóvenes y por el reconocimiento a mi labor».
El técnico zaragozano considera que debe adaptarse a las exigencias concretas del Deportivo Aragón, «ser el eslabón que me corresponde en esta cadena de trabajo y aportar lo que se me requiera. Durante estos últimos años, el flujo de integrantes al primer equipo ha sido muy bueno y vamos a seguir en esa línea». El contexto en el que se desenvuelve el futbolista en esta fase de su carrera, implica, según Larraz, «que el jugador que llega de la base pueda lucirse en divisiones superiores, y sería bueno que consiguiéramos el ascenso para establecer una proximidad mayor. Más que formación, en esta etapa se trata que los chicos den el último paso competitivo para que sean jugadores profesionales. Se trabaja mucho la faceta mental para que entiendan que están a un paso y que depende de ellos. Como aragonés y zaragozano me gusta que nuestros chavales sean tan bien valorados».
El entrenador insiste «en el magnífico trabajo que se está realizando en la Ciudad Deportiva» y que después de sus experiencias en otros clubs, el último representativo de una ciudad como Ferrol, «ahora me toca aunar ese tipo de experiencias con las anteriores para conseguir lo mejor con el Deportivo Aragón. Espero no decepcionar a nadie porque. Por ilusión y agradecimiento, no será», apunta Larraz. Feliz de nuevo. Honesto y fiable siempre.
