El Carlos Lapetra, lo más próximo a lo real y lo irreal

Un Real Zaragoza a medio construir en plantilla e identidad juega contra un Huesca con bastante mejor color competitivo el último partido antes de comenzar la Liga

Nadie sabe a ciencia cierta qué Real Zaragoza se verá tras la caída de telón del mercado de verano, con los tres primeros partidos de Liga ya disputados, Sanse (en Anoeta), Andorra en el Ibercaja Estadio y Castellón a domicilio. La intención del cuerpo técnico, con Txema Indias y Gabi Fernández a la cabeza, es formar un equipo compacto en todos los sentidos, algo de lo que está todavía a años luz. Aunque en la pretemporada se han vislumbrado minúsculas pinceladas de la personalidad recia que se persigue, el tamaño de los rivales, de inferior categoría y como el Mirandés trufado de chicos de su filial, y un vestuario a medio construir no sirve para hacer una valoración aproximada de su fisonomía en el campeonato que comienza en poco más de una semana. Lucha, se ordena en el repliegue, presiona, se lanza al contragolpe… Ninguno de sus contrincantes, sin embargo, ha puesto en apuros su área, cuestión principal del proyecto y asunto sin resolver. El entrenador, que ha perdido para el debut y algo más a Tachi por una rotura en el cuádriceps, sólo cuenta ahora mismo con un especialista en el eje defensivo, un Radovanovic que parece necesitar más rodaje con sus compañeros. Ha probado con Saidu, Hugo Carrillo y Borge, e incluso con el ya desvinculado Gori, en experimentos tolerables en ese tipo de amistosos, pero en ningún caso con fuego real de por medio.

Se buscan con celeridad centrales y de probada solvencia, rastreo que el club atiende con máxima emergencia. No llegarán para esta noche del sábado, cuando se enfrentará a la SD Huesca (21.30) en el Memorial Carlos Lapetra, sin duda el ensayo más difícil de la pretemporada. El conjunto altoaragonés, que ha sufrido bajas tan significativas como las de Soko, Gerard Valentín, Loureiro o Joaquín Muñoz además del lavado de cara en futbolistas que no interesaba su renovación, va una vez más de la mano sabia de Ángel Martín González, bajo cuya chistera silenciosa han llegado ya una docena de jugadores– a la espera de dos o tres más– sin ruido mediático pero que se ajustan perfectamente al sello que dejó Antonio Hidalgo y que ha heredado y dado su toque personal Sergi Guilló. Por lo visto en la mayoría de sus compromisos estivales, sobre todo en sus victorias ante dos primeras como Osasuna (0-2) y Alavés (0-1), seguro que Gabi Fernández firmaría que su equipo tuviera esos rasgos tan de Segunda, es decir de elevadísima sobriedad defensiva, compromiso colectivo y eficacia finalizadora. También sería feliz si Indias le hubiese firmado a Hugo Pérez, un central propiedad del Espanyol que dará que hablar en la categoría.

La SD Huesca desprende bastante mejor color que un Real Zaragoza a siete días de la realidad pero que habita por ahora dentro de burbuja irreal. Valery Fernández, que no se estrenará en esta cita, ha sido la última y más fuerte adquisición de la media docena concretadas. Tachi, Radovanovic, Pomares, un Paulino que tendrá mañana sus primeros minutos y Sebas Moyano, sin duda el que más luz ha desprendido de los nuevos, completan la lista muy incompleta de Txema Indias, un catálogo pendiente de los recuperables, piezas como Moya, Keidi Bare, Aketxe, Calero, Tasende, Bazdar y Dani Gómez de quienes se espera como acto de fe un nivel mucho más elevado del que ofrecieron el curso anterior. A Poussin le falta competencia en un portería que sido suya al cien por cien, y en el centro del campo, pese a la buena voluntad y sacrificio de Guti y Francho, es necesario un cortacésped sin escrúpulos, un mediocentro que cimente la estructura conservadora que se avecina. Soberón va a hacer su trabajo porque no depende de la impuntualidad de las musas sino de una pasmosa seguridad en sí mismo, y Pau Sans aporta el ángel exterminador en la sonrisa de su juego malicioso y valiente.

Aunque aparezca en el cartel como un partido más, el Carlos Lapetra no lo es. Ni para el Huesca, que querrá cerrar el círculo con otro triunfo de prestigio, ni para el Real Zaragoza, que necesita ganar a uno de su misma altura para cargarse de autenticidad aun con casi todo por hacer. Con sus lagunas estructurales y una zaga en la que se deberá elegir a alguien del filial de nuevo, el equipo de Gabi Fernández afronta un examen de credibilidad en su esencia, en ese grupo al que cuando añada los componentes que le faltan destaque por su resistencia maciza; con o sin balón; con o sin brillo, siempre cerca de la victoria y de la portería a cero. Nadie mejor que los azulgrana de Sergi Guilló para testear ese carrocería antes de que Gabi consiga blindarla si puede.

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