¿Para cuándo un ciudadano que represente al Real Zaragoza?

Todos los ciclos tienen un comienzo y un fin repitiéndose sin cesar hasta olvidar el inicio. El poder de las religiones, el valor del oro que traiciona los pactos, las oportunidades de crecimiento que se crean en las guerras, la destrucción de civilizaciones a causa de la corrupción, ocurrían ya en los albores de la humanidad y en todos los grupos étnicos dispersos por el planeta.

Uno de los generales más admirados e interpretados en la literatura helena fue Aníbal Barca. No fue predecesor del doctor Lecter ni llegó su mente al punto de pensar en el FC Barcelona. Aníbal era un nombre Teóforo que expresaba devoción a la deidad Ba’al, dios de la tormenta, la fertilidad y la agricultura que significaba «amo y señor». Su éxito más fulgurante fue la victoria en la batalla de Canas en el año 216 a.C. donde sorprendió a los romanos convirtiendo su derrota en una vergüenza insoportable. Junto a su ejército y ocho elefantes de guerra salieron desde Hispania atravesando los Pirineos y los Alpes para conquistar el norte de Italia pero nunca pudo acosar Roma y perdió en combate su ojo derecho.

Obligado a regresar a Cartago Escipión le derrotó en Zama y se convirtió en un personaje no deseado por el senado púnico; de ahí que se uniera al seleúcida Antíoco III, motivo por el cual se exilió de su patria. Volvió a ser derrotado por los romanos en Eurimedonte pero consiguió huir, refugiándose en la Corte de Prusias I que lo entregó a Roma ante la amenaza del ejército de Eudamo. Pero Aníbal no se dejó capturar vivo ya que antes se suicidó con un veneno que llevaba en su anillo.

¿Qué tiene que ver todo esto más de dos mil años después, en una remota ciudad levantada por militares romanos veteranos a orillas del Ebro? Que todo se basa en la utilización de la fama conseguida por una persona atípica e inconformista que es elevada a la condición de héroe pero que al posteriormente sucumbe por las traiciones y las dudas que plantea por la devoción del pueblo. Eso significa que al final es eliminado para que todo vuelva a la normalidad.

Esto es Zaragoza, una ciudad grande pero sin poder, despojada injustamente de sus derechos por la corte castellana y el impulso catalanista que desea ir eliminando la historia de la Corona de Aragón apropiándose de ella. Y sus mejores y más valientes personajes obligados a rendirse y a formar parte del decorado, o siendo apartados y borrados de la historia.

¿Cuándo representará al Real Zaragoza un ciudadano del territorio sin vinculaciones con los grupos de poder y será apoyado por la afición? ¿De qué manera podrá penetrar sin la posibilidad de ser rechazado por la propiedad como un elemento unificador entre el fútbol, el negocio y la gente? Posiblemente por alguien poderoso de fuera a quien le interese conquistar el club.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *