Desinflada casi por completo si no del todo la operación hijos de Cándido y con la opción representada por Ander Herrera como alternativa romántica que no cubriría económicamente las pretensiones de los miembros de la Fundación, queda oficialmente inaugurada la tercera vía en la compraventa del Real Zaragoza. En ese escenario, se mantiene la intención de César Alierta de salir del club previo cobro de las cantidades que reclama para entregar el 50,56% de los títulos que tiene en su poder junto con su sobrino Fernando Sainz de Varanda, mientras que el resto de la Fundación, fracasadas sus intenciones de percibir sumas desorbitadas por el 13,6% de acciones que poseen de forma individual la famila Yarza, Forcén e Iribarren, tendrían que asumir su continuidad. Seis millones por un euro entregado a Agapito va a ser que no.
La cuestión reside ahora, y se intenta a la desesperada, que alguien asuma el préstamo participativo personal de Alierta, que es de 3,7 más los compromisos en avales del expresidente de Telefónica y los patronos. La complejidad es mayúscula y presenta un futuro inmediato con la Fundación, Alierta incluido, una temporada más al frente de un Real Zaragoza liberado de presiones financieras urgentes tras los acuerdos con el convenio de acreedores y con Hacienda pero con la responsabilidad de afrontar puntualmente nóminas y fichas de sus trabajadores. El gran obstáculo para cerrar acuerdos con grupos o personas interesadas ha sido siempre la ingente deuda, el vacío de activos de la institución y la imposibilidad de hacer negocio, un tridente diabólico que desaconseja cualquier tipo de apuesta económica.
Los mensajes enviados por el club son cada vez más nítidos en el sentido de que poco o nada va a cambiar. Tampoco el límite salarial. La directiva permanece en la cueva consciente de que no puede dar la cara, al menos de momento y por puro marketing, para decir que la compraventa se ha desmontado o se va desvaneciendo. Aunque reste un mes de mercado, solo ha realizado un fichaje, Fran Gámez, mientras el resto de los equipos superan en su mayor parte la media docena. JIM adelantó ayer que hay jugadores al caer no porque haya un visto bueno de la hipotética nueva propiedad, sino porque el tiempo aprieta y hay que construir un equipo para competir. Otra cosa es el nivel y la cantidad de futbolistas que se adquieran y la habilidad de Torrecilla para conseguir formar una plantilla fiable, como mínimo, para no sufrir. La cantidad de minutos acumulada por la los canteranos, al margen de su indiscutible calidad, es otro de los síntomas del camino que se va a tomar. Ni que decir tiene que la marcha de Peybernes al Málaga tras rescindir su contrato con el Almería es un indicativo de la estrechez de maniobras de una dirección deportiva y un técnico habían depositado todas sus esperanzas y sus esfuerzos en que el jugador recalara en La Romareda como uno de los pilares defensivos.
También resultó contundente el recado enviado con la campaña de abonados anunciada ayer –la última de la categoría– sin presentación alguna: ni una sola concesión en la rebaja de los carnés, como se sí se ha tenido en cuenta en la mayoría de los clubes de Segunda, por la fidelidad demostrada el curso anterior, donde se pagaron religiosamente los pases sin poder acudir un solo partido a La Romareda. Hay que seguir haciendo caja es el lema de una Fundación que no va a poder saltar del barco con los lujosos salvavidas que pretendía.
Otra «dudosa» información? Cuántas lleváis ya? Madre mía…