Jair, la torre de control

Juan Ignacio Martínez hubiese preferido que Jair tuviera a su lado a un central con los 187 centímetros de Peybernes, bien para acompañarle o para formar pareja con Francés. No ha podido ser y Lluís López, con un discreto dominio del juego aéreo, fue el elegido como segunda opción. El portugués y el cantero, teniendo en cuenta que Clemente no cuenta para el técnico, son indiscutibles en la zaga, con escasa competencia principalmente porque casan y complementan sus virtudes mejor que otras combinaciones posibles. Donde uno no llega, lo hace el otro. Cuando uno despeja, el otro pone la pausa. Agresivos ambos a su manera, por anticipación o contundencia. En Alcorcón, pese a ganar, y contra el Cartagena se echó de menos al internacional sub 21, desplazado a la banda derecha frente a la Real Sociedad B para alegría de los donostiarras, atentos para adelantarse ante la blandura en la marca de Lluís López.

La estrategia, las acciones a balón parado y el bombardeo habitual por lo general por falta de otros recursos técnicos para aproximarse a las porterías convierten la Segunda División en una categoría que obliga a blindarse atrás y a reducir los errores a la mínima expresión. En esa formación defensiva, la altura de los futbolistas y el dominio del espacio son joyas muy codiciadas. El Real Zaragoza, que carece precisamente de jugadores dominantes por arriba tiene en sus filas a unos de los centrales que mejor domina los mecanismos necesarios para proteger todo lo que caiga al área de Cristian.

Su cabeza es capital y nuclear en este Real Zaragoza. Así se ha convertido en el tercer defensa de Segunda que más duelos aéreos gana. En 18 ocasiones se ha impuesto en este tipo de combates, tan sólo a rebufo de otro especialista como Bernardo del Girona (28) y David Costas del Real Oviedo(23). Jair es un central que prefiere vivir en el ático, en su particular torre de control. Con los pies en la tierra se muestra más vulnerable pese a tener una salida más o menos correcta del balón y agresividad en el cuerpo cuerpo: en cuanto se complica el asunto, despeja y sanseacabó. En el Anxo Carro le espera un nuevo reto, frente a un Lugo que siempre marca dentro del área (7 de 7) y que cuando mete el balón en la olla, hierve el cielo.

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