Las infelices segundas partes en La Romareda

El Real Zaragoza sólo ha marcado dos goles después del descanso en los nueve partidos en La Romareda, en el empate contra la Ponferradina y en la única victoria frente al Sporting

El encuentro frente al Eibar pide un Real Zaragoza muy distinto al que actuado en La Romareda hasta la fecha. En principio por la dificultad del rival y en igual medida por la complejidad que tiene el equipo aragonés para vencer en su estadio, en donde en nueve partidos tan sólo ha conseguido ganar en una ocasión, frente al Sporting. El equipo de Juan Ignacio Martínez, quien define la situación como «antinatural» ya que 14 de los 23 puntos con los que cuenta los ha logrado a domicilio, es el tercer peor conjunto de la categoría ante su afición después de Real Sociedad B y Alcorcón, ambos en posiciones de descenso. Además, el público del Municipal ha visto cinco goles en 810 minutos, dos de ellos en el triunfo ante los asturianos.

Su rendimiento en La Romareda es para llevarlo al diván. Y tras un estudio de su personalidad, concluir que si las primeras partes se le atragantan como origen de todos sus males, las segundas son de una infelicidad casi absoluta. En el primer periodo se le han adelantado Real Sociedad B y Leganés y se ha ido al descanso sin que el marcador se moviera contra Ibiza, Cartagena, Oviedo, Huesca y Ponferradina. En dos oportunidades, con Mirandés y Sporting, lo hizo con ventaja. Frente al cuadro donostiarra empató antes de volver al vestuario y al Sporting estableció el 2-0 definitivo de vuelta. El resto de adversarios o le robaron el botín completo en la segunda parte, caso de Cartagena (0-1) y Leganés (0-2), o le arrebataron dos puntos como ocurrió con la diana de Brugué para el Mirandés en el minuto 95 (1-1), o hubo que conformarse con una unidad de recompensa gracias al penalti de Vada en el 76 para contrarrestar el gol de la Ponferradina en el 47 (1-1).

Su irregularidad es abrumadora, tan solo comparable a su considerable fragilidad de carácter para hacer valer el factor del campo a favor. Salvo el Ibiza y el Sporting, que le propusieron un duelo más o menos abierto, el resto le entregaron el balón y dejaron que el Real Zaragoza tejiera fútbol espumoso para conformarse con las tablas de arranque (Ibiza, Oviedo y Huesca), para asestar golpes al contragolpe (Real Sociedad, Ponferradina y Leganés), para marcar con fortuna (Cartagena) o sobre la bocina (Mirandés). En siete partidos ha sido muy desdichado en las segundas partes, con Vada y Nano Mesa como únicos artilleros, sin que las primeras tampoco merezcan lanzar las campanas al vuelo para un equipo que recibe por primera vez en La Romareda a un enemigo muy bien armado.

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