El lunes de la medianoche

Pasada la medianoche de este lunes, el Real Zaragoza conocerá un par de resultados que le afectarán para lo que resta de temporada, y los dos tienen una importancia capital para su futuro en Segunda: el del encuentro frente al Ibiza en el Can Misses y, un paso por delante, el desenlace final de un mercado de enero del que está obligado a salir con un goleador bajo el brazo. Los puntos por los que pujará con el equipo que entrena Paco Jémez son urgentes después de cinco jornadas consecutivas sin ganar y la proximidad cada vez más amenazadora de la zona de descenso, que se ha situado a cuatro puntos tras los triunfos de Leganés y Mirandés; la consecución de un futbolista que al menos profetice acierto rematador, una cuestión vital. Con el nombre de Sabin Merino en la mesa de las predilecciones y negociaciones ha amanecido el día, un punta que desde que abandonó el Athletic, donde llegó a jugar en Primera y ganó una Supercopa, no ha hallado la felicidad salvo la temporada pasada en su actual club, el Leganés. En Butarque tuvo cierta presencia continuada en las alineaciones y marcó 9 tantos. Sin lugar en el club pepinero y como quinta opción ofensiva de Nafti, Torrecilla suspiraba por el vizcaíno, pero se ha ido alejando esta alternativa con el paso de las horas.

La liberación de masa salarial por medio de cesiones no da para grandes dispendios. Con Grau y Eugeni, ambos contratados en propiedad, se ha gastado parte de los ahorros en una reestructuración de la plantilla focalizada en el centro del campo que no es tal ni en número ni en una mejora sustancial de las novedades. La apuesta por el delantero, y se supone que el aumento de salarios de Francho y Francés,  aglutina lo que queda en caja con el acierto ineludible de la inversión de fondo. El Real Zaragoza pasea por las ligas nacionales e internacionales uno de los porcentajes realizadores más pobres, un déficit que por segundo curso consecutivo le condena al sufrimiento. Si esta noche se baja la persiana sin conseguir esa pieza clave en ataque o con un sucedáneo en su lugar, lo que resta de campeonato se va a hacer muy duro.

Las paradojas y peligros del encuentro ante el Ibiza son varios (21.00). Un recién ascendido de estreno el fútbol profesional ha logrado 13 goles en sus tres últimos partidos, justo desde que el exzaragocista Paco Jémez, quién rechazó una propuesta del club aragonés antes de la llegada de JIM, relevó a Carcedo en el banquillo. Y mira al playoff de ascenso, ese paraíso del que ha sido expulsado el Real Zaragoza, 18ª en la clasificación antes de que comience este encuentro, es decir en la frontera del infierno. Vencer en esta cita –los empates destilan ya veneno– tendría un alto valor curativo ya que frenaría la caída iniciada en noviembre y permitiría respirar al equipo en una parcela menos apremiante en la clasificación, adelantando a Leganés, Mirandés, Huesca y Málaga.

¿Cómo se va conseguir esa victoria y quién marcará? Dos preguntas con interrogantes difíciles de despejar. JIM recupera a Cristian –la mejor noticia–, Zapater, Vada y Álvaro (no estaría nada mal que volviera el ánima sin ánimo de Narváez), pero tendrá que cambiar algo, el menos el espíritu de simple resistente a lo que se ha reducido el equipo. Porque enfrente, el Ibiza no va a variar un ápice el guión de acoso y derribo que siempre impone Jémez a los grupos que entrena. Cuando caiga la medianoche, Miguel Torrecilla tendrá que llegar al hotel de concentración con el nombre de un goleador escrito en el papel. Y sólo se admiten mayúsculas en su minúscula trayectoria como gestor de fichajes.

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