No se ha extendido mucho Juan Ignacio Martínez ante a la pregunta obligada de esta rueda de prensa, el porqué esas manifestaciones al final del encuentro frente al Málaga en las que se lamentó del «ambiente hostil» de La Romareda y una afición que expresa, y seguirá haciéndolo. su desencanto por la gestión de la propiedad. El entrenador considera que esa manifestación en el campo debería trasladarse al final del encuentro porque afecta al jugador. El paso de los días no ha cambiado un ápice su percepción y se ha vuelto a ratificar en que, aun entendiendo su malestar, «me reafirmo en que es un ambiente difícil. No quise ofender a nadie, Esa atmósfera crítica se palpa en el campo. Vamos a sacar una falta a favor y se escucha el clamor del campo… Pero, desde luego, no podemos recriminar nada al público». El técnico, aunque insista en la supuesta complejidad de vivir esos instantes, en concreto un minuto, el 32, dice que prefiere jugar con su gente al lado. «Yo quiero jugar en La Romareda siempre. A la afición se le junta el sentimiento que tiene con la sociedad y con nosotros, que no les ofrecemos victorias. Yo sentiría lo mismo. Esperemos que se revierta esta situación». En esta última reflexión, el entrenador se refiere a que el equipo tan sólo haya ganado dos partidos en casa en toda la temporada.
Siete jornadas consecutivas sin vencer, fruto de tres derrotas y cuatro empates; tan sólo tres goles a favor en ese periodo; con el equipo a cinco puntos del descenso marcando la línea fronteriza con los cuatro de abajo. JIM ha empezado a ser cuestionado de puertas afuera del vestuario después de unos resultados que no le dejen en muy buen lugar. Sus futbolistas, o al menos eso percibe el entrenador, le demuestran su confianza. Nano Mesa comentó el martes que JIM es «el único que puede ayudar a sacar al equipo de esta situación». «La agradezco a Nano esas palabras», apunta. Más que confianza en la plantilla percibo el espíritu que le ponen. Quieren ganar y competir. Estamos todos en el mismo barco y sabiendo lo que hay en juego». La sequía de victorias, según Juan Ignacio Martínez, no genera nervios en el grupo. «Más que tensionados los veo responsabilizados. No ganamos, es evidente, y queremos hacerlo. Pese a todo estoy orgullo de ellos. El entrenador es el líder, pero los protagonistas son los jugadores. Lo hacen genial en el campo…». Esa genialidad tiene un pero. «Tenemos que evitar los lapsus que cometemos por partido, que no sucedan porque así podremos sumar muchos puntos».
Los errores puntuales se están pagando muy caro e informa que van a tener reuniones para charlar sobre la cuestión, si bien no contempla que el contexto sea tan peligroso ahora mismo como el de la campaña anterior. «Cuando no ganas no hay excusas. El año pasado eran todos finales en una en una tesitura muy complicada. En el futbol profesional hay cosas, deslices, que no podemos hacer y que nos penalizan mucho. No se puede explicar lo que está ocurriendo en La Romareda, que sólo llevemos dos triunfos». Y el viernes un Leganés construido para cotas mayores que flota sobre el mismo tablón de náufrago que el Real Zaragoza. Vamos a otro estadio complicado, ante un equipo aspirante al playoff y con una dinámica igual que la nuestra. Sería genial romper con esta dinámica, y lo conseguiremos si somos nosotros mismos, con nuestro ADN». Vuelve a recordar que los errores defensivos les castigan con dureza y no se los pueden permitir es este desplazamiento. «En los tres últimos partidos y en Ibiza debimos sumar más puntos, pero las equivocaciones nos lo impidieron».
