Con cinco victorias en 27 jornadas y ocho partidos consecutivos sin conocerla, el Real Zaragoza necesita ganar este sábado al Las Palmas en La Romareda (16.00) porque empieza a jugarse su futuro como institución sobre un presente deportivo muy peligroso. Si son ciertas las palabras de Fernando de Yarza en Cope Zaragoza el pasado miércoles, asegurando que en las próximas horas se dará a conocer por consenso accionarial la oferta ganadora en la compraventa del club, el encuentro tiene doble filo. La cuerda de la responsabilidad se tensa para entrenador y jugadores porque sea cual sea el elegido, en el acuerdo se establecerá una cláusula suspensiva del mismo en el caso de que el equipo descienda, tesitura cada vez más factible si no se produce una reacción urgente. No es justo el reparto de obligaciones ya que esa misma directiva que quiere marcharse ha sido la gran artífice de la configuración de una plantilla que da lo justo de sí. Y lo va a hacer delegando en un entrenador, Juan Ignacio Martínez, cuyo crédito como motivador ha caducado y cuya tozudez en insistir en un sistema atrofiado en ataque y ahora vulnerable en defensa está empobreciendo al equipo más allá de sus miserias congénitas. El consejero manifestó en esa entrevista que JIM cuenta con la absoluta confianza de la propiedad.
La seguirá teniendo si el conjunto aragonés suma los tres puntos ante el Las Palmas, pero si no es así y el Fuenlabrada y el Amorebieta, sus más inmediatos perseguidores, recortan distancias en una jornada propicia para que lo hagan (los madrileños se miden al colista Alcorcón), las horas del entrenador alicantino deberían detenerse en el reloj del Real Zaragoza. Su tiempo ya ha pasado y su excelente trabajo la temporada pasada le avalaba para tener otra oportunidad, pero ha consumido esa fianza primero al consentir y sobre todo aplaudir la construcción de un equipo bajo mínimos en verano y en nada mejorado en invierno, y al ser incapaz de frenar la regresión competitiva del Real Zaragoza. En la rueda de prensa del jueves afirmó que él no era el problema, y si fuera así, se iría. Por supuesto que es, como mínimo, parte del problema que, por el momento, nadie del consejo quiere asumir por temor a que en el relevo no se halle la solución. Se va a esperar, es decir se va a tomar la peor de las decisiones para ver lo que ocurre en este compromiso, lo que supone echar una moneda al aire cuando es más que probable que salga cruz.
Con Juan Ignacio Martínez en el banquillo y, supuestamente, el anuncio inmediato o no de si el agraciado es el grupo inversor estadounidense o el mexicano Orlegi, el Real Zaragoza afronta un partido tremendo que deberá gestionar con todos esos obstáculos y noticias por confirmar de por medio. En un campo donde la afición, soberana y con todos los derechos adquiridos durante nueve años para mostrar su malestar, continuará protestando contra la Fundación, un estadio donde sólo se ha vencido en un par de ocasiones y ha marcado 7 goles, la peor cifra realizadora como local de la categoría que no disculpa para nada que sea el tercero con menos tantos recibidos en el hogar. La lógica y esos números delatores aconsejan un cambio de dibujo, de intenciones. Que se asuma un rol más agresivo en ataque. Pero será improbable que JIM cambie de evangelio cuando dice estar muy seguro de sí mismo. Se prevé el mismo sistema con un solo delantero posicional, una presión alta el primer cuarto de hora y un resto de obra a la espera de que el balón parado y el pie ejecutor de Eugeni iluminen a Sabin Merino, quien regresa tras cumplir frente al Leganés una de las cláusulas del miedo más absurdas del fútbol planetario, o Álvaro Giménez.
El enemigo, al que se derrotó a domicilio en la ida con la mayor goleada de la temporada (2-3), un doblete de Álvaro Giménez y una gran actuación de Bermejo, aumenta el grado de estrés. El Las Palmas sí decidió prescindir de su entrenador, Pepe Mel, y entregar el timón a Xavi García Pimienta ante la amenaza de perder el tren del playoff, sin embargo los canarios no han evolucionado en resultados por ahora. La victoria también les es imprescindible y aun en su estado de cierta ansiedad y una estructura defensiva débil para postularse entre los seis primeros (no estará el veterano y solvente central Raúl Navas por acumulación de tarjetas), dispone de un despliegue ofensivo muy rico con Jesé y Jonathan Viera como faros. Pimienta anuncia un equipo valiente que vendrá a ganar a La Romareda. Justo lo que buscará este Real Zaragoza en su hora de las verdades para el club, el equipo y su técnico.
Deseo que ganemos. Pero, si pasa lo lógico, espero que destituyan de una vez a Jim y que el de las ruedas de prensa dimita…