La exposición continuada de Iván Azón en el once del Real Zaragoza por lo que resta de temporada debería plantearse como una cuestión de club y no depositar en exclusiva el dictamen en manos de un cuerpo técnico condicionado por un criterio demasiado subjetivo y en nada concluyente. El delantero ha hecho méritos suficientes para ganarse la casaca de titular, con fallos, decisiones impulsivas, tres goles (dos de ellos capitales para la salvación), ternura profesional en algunos detalles, profesionalidad intachable y el cartel de revulsivo que le colgó Juan Ignacio Martínez y que no le beneficia en ningún sentido. En este equipo, con la colección el nivel de delanteros que siempre ha tenido por delante, podría haber vestido el 9 de principio en la mayoría de los encuentros, pero el entrenador le ha desplazado a un segundo o tercer plano al preferir la experiencia de sus competidores por encima de la efectividad de un atacante que si no marca sí destaca por agitar el frente ofensivo como ninguno. La afición no está dividida y le tiene un aprecio más allá de su condición de tenaz canterano, pero en ocasiones también ha compartido la teoría de JIM de que el chico es más productivo saliendo desde el banquillo. Una verdad siempre a medias cuando el tiempo de un futbolista se reduce a un marco de actuación tan reducido, a un marco de máximo estrés que el aragonés, además, gestiona a la perfección sin contemplar si al reloj le queda una única gota de arena.
Con la permanencia virtual en el bolsillo, después de tres victorias consecutivas en las que Azón ha sido fundamental contra Sporting y Almería y un abaratamiento considerable de los puntos necesarios para asegurar una plaza en Segunda, el futuro del ariete no admite otro emplazamiento que la titularidad. Ya no sólo por premiar la valía de sus acciones más brillantes en esos encuentros, sino como patrimonio que se ha de moldear bajo fuego real y constante de cara al porvenir. Álvaro Giménez, quien ha logrado cinco goles muy importantes para el equipo, es un jugador a préstamo que volverá a su club de procedencia, y Sabin Merino, en propiedad tres temporadas más con 30 años, no va a aportar mucho más de referencia arriba que lo demostrado hasta ahora, además de que puede caer a banda si el deseo de JIM es mantenerle entre sus preferencias. A doce jornadas del final del curso y en ese escenario de placidez clasificatoria, nada impide que Azón acaudille el ataque zaragocista. Con 19 años y un proceso de crecimiento inconcluso, su lugar de aprendizaje se halla en la primera fila del aula. Lo contrario no beneficiaría su progresión ni al Real Zaragoza, que le debe, por su propio beneficio, colocarle en el corazón del escaparate.
Iván Azón debutó como titular frente al Espanyol en Cornellá en la complicada etapa de Iván Martínez. Le concedió cinco partidos desde el arranque hasta que llegó Juan Ignacio Martínez, quien se decantó por El Toro Fernández y después por Álex Alegría –sin Vuckic en ningún horizonte– con el éxito conocido. Desengañado el técnico alicantino y animado por el voto popular más que por sus gustos, le dio los galones en la recta final, en cuatro jornadas seguidas en las quedó en evidencia que era el mejor delantero de la plantilla, cuatro citas en las que el Real Zaragoza confirmó su permanencia con dos empates (Lugo, donde fue objeto de un penalti, y Espanyol) y dos victorias (Las Palmas y Castellón, en esta con gol y pena máxima provocada incluidos). Las cesiones de un Álvaro Giménez por debajo de las expectativas, de Nano Mesa, aún varias escalones más por debajo, y el fichaje invernal de Sabin Merino le han devuelto al mismo rol que el ejercicio anterior pese a que ninguno de los tres, salvo Álvaro, se haya ganado más medallas que el zaragozano. Ahora, a Azón habría que despejarle la pista para que despegue en un vuelo transoceánico y no en uno de simulación. Con sus errores desquiciantes, su ilusión adolescente y esas ganas de comerse el mundo hasta el último bocado. Porque el futuro no entiende de revulsivos y con una docena de oportunidades sí se podría atisbar su auténtica dimensión.
Totalmente de acuerdo!! Pero en este club, los «jefes» de Jim que le pueden decir que por el bien del club hay que poner a Azón de titular son Cuartero, que está pensando en recoger sus cosas del despacho, y Torrecilla, que ha apostado por los que están delante de Iván… Está complicado