Las ausencias de Francho por lesión y de Grau por una arritmia de la que será intervenido el viernes provocan una importante sacudida en el equipo de cara a la recta final del campeonato. Son dos centrocampistas de aplomo titular, el canterano como pieza multidimensional y el valenciano como elemento de equilibrio táctico. Juan Ignacio Martínez tendrá que encerrarse en el laboratorio con su cuerpo técnico para buscar una solución en nada sencilla porque salvo Petrovic y Zapater, quien acaba de regresar a los ensayos tras el esguince en el ligamento lateral interno de la rodilla izquierda que sufrió hace mes y medio, el entrenador no dispone de relevos de un perfil similar o próximo. Los cambios que pueda realizar afectarían de medio campo hacia arriba, pero no hay que descartar un sistema que, posiblemente, ofrecería mucho mayor estabilidad y armonía en función de los futbolistas disponibles para el encuentro en Cartagena: jugar con cinco defensas sobre el pilar de Lluís López, Francés y Jair.
Petrovic tiene asiento fijo en la medular. Si se le buscan acompañante o acompañantes, la cuestión se complica aunque por número de jugadores existan opciones. El problema es dotar a esa parcela por lo general pilotada por tres futbolistas de química y fluidez. Zapater, Eugeni, Vada, Bermejo… El de Ejea no tiene, por lógica, el ritmo adecuado y, además, una asociación con Petrovic restaría velocidad a la circulación del balón. Resetear a Eugeni, que conoce la parcela, y entregarle el mando creativo se antoja como una firme alternativa. El tercer hombre, la gran novedad, podría ser Vada siempre partiiendo de la hipótesis de actuar con tres centrales para incrementar el tráfico por los costados con Gámez y Chavarría y proteger el núcleo del equipo, donde el argentino suele ser una incógnita por su tendencia a la anarquía.
Esa disposición en principio de escudo de seguridad dejaría fuera a Narváez, quien pese a contar con la confianza de JIM apenas está aportando algo productivo, para situar en ataque a Bermejo, en estos momentos con la suficiente inspiración y un alto criterio selectivo como para actuar de punta avanzada del rombo. En la delantera, como es costumbre y más con este diseño, habría que elegir entre Sabin Merino, Álvaro Giménez o Iván Azón. El primero aporta trabajo pero no termina de ofrecer más prestaciones, sobre todo gol. Álvaro dispone de una mayor amplitud de recursos que el vizcaíno aunque en soledad pierde bastante protagonismo porque lo mejor de su naturaleza brota dentro del área. En ese escenario, Azón, iluminado de cara a puerta, asoma como el 9 más adecuado en el once. El canterano es el más rápido y físico y el que mejor encaja en este planteamiento que obliga a correr y desgastar a la defensa a la espera de la segunda línea. La elección, en este caso, sería la menos trascendente en un 1-5-3-2 que combina hermetismo y despliegue bajo un paraguas puntual por las bajas simultáneas de Francho y Grau.