La odiosa comparación entre Sabin Merino y Azón

El fichaje de autor de Miguel Torrecilla con Sabin Merino en el mercado de invierno, previa claudicación con el jugador y sus agentes al firmarle a sus 30 años esta temporada y tres más y con el Leganés al permitir la cláusula del miedo pese a tratarse de un traspaso, ha sido una de las últimas grandes obras maestras en el marco de las direcciones deportivas del fútbol español. El vizcaíno nunca ha sido un goleador pese a que en un par de temporadas en su carrera, una de ellas en Segunda B con el Bilbao Athletic y la pasada en Butarque, viera puerta con cierta asiduidad. Tampoco es un delantero versátil y lo que ofrece se reduce a lo mínimo exigido a un funcionario de este deporte, trabajo. Fichado para resolver el grave problema ofensivo, el punta vasco no ha conseguido marcar en los seis partidos que ha disputado, todos como titular. Ni siquiera se le recuerdan ocasiones claras, provocando la resurrección de los fantasmas de El Toro Fernández, Vuckic, Álex Alegría y reabriendo la herida de la la escasa aportación realizadora de Álvaro Giménez y Nano Mesa en el curso actual.

«Iván Azón lo da todo, pero la pelota está en el tejado del entrenador». Así se ha expresado Juan Ignacio Martínez esta mañana cuando, por enésima vez, se la ha sugerido la titularidad del canterano. Esa pelota, la decisión de JIM de situar a Sabin por delante en el once, está siendo hinchada por un criterio tan subjetivo como equivocado e injusto. Cualquier justificación táctica o estratégica se desmorona frente al rendimiento de uno y otro, favorable en todos los sentidos para el zaragozano no sólo por sus cuatro tantos (Leganés, Sporting, Almería y Fuenlabrada), sino porque tres de ellos han servido para sumar siete puntos en uno de los momentos más críticos de la temporada, justo desde que Sabin está en el Real Zaragoza. 210 minutos en el campo, 90 en Butarque en su última aparición desde el comienzo del partido, por los 386 en blanco del de Urduliz. Hay un factor cuantitativo de participación que no se puede pasar por alto pero que no resta méritos al jugador formado en la Ciudad Deportiva: el aragonés acumula en total de 917 minutos en 27 encuentros, 9 de titular.

El gran debate se cuece al calor de la teoría de JIM, quien tiene sus adeptos. Según el entrenador, o como lo manifiesta en sus planes, Azón es un revulsivo, un especialista que explota sus mejores virtudes saliendo desde el banquillo. La respuesta del joven delantero podría darle la razón porque en nueve ocasiones siendo de la partida tan sólo ha firmado una diana. Ahora bien, en la coincidencia de ambos jugadores y sobre todo, y fundamental, con la racha que atraviesa Azón no existe motivo alguno para negarle el derecho a la titularidad por el bien del equipo. No existe nada escrito que establezca que cuanto más tiempo disfrutes en el campo menos posibilidades tienes de aportar tus virtudes. En todo caso será al contrario. Por cierto, 5 de los 9 tantos logrados desde la llegada Sabin Merino se han producido al ser relevado el vizcaíno, tres de Azón, uno de Álvaro y otro de Puche.

Al 4-0 favorable al zaragozano, aun relativizándose, ha que sumar que con las limitaciones propia de un chico de 19 años en periodo de aprendizaje es mejor futbolista y mejor delantero por todo lo que produce sea en el minuto 1 o en el 96. Y un matiz trascendental: se trata de un patrimonio que ahora mismo, con la salvación a la vuelta de una victoria, hay que promocionar y proyectar de cara al futuro en lo que resta de temporada. Si hubiese alguien con suficiente autoridad, conocimiento, sensibilidad e incluso mirada empresarial en este club, no consentiría comparación alguna y mucho menos caprichos personales o peajes de amigo en las alineaciones: Iván Azón, a jugar de inicio.

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