La salida del quinto infierno

Una victoria sobre el Amorebieta supondría la salvación virtual del Real Zaragoza, que tendrá que esmerarse frente a un escenario en nada sencillo pese a que el equipo vizcaíno sólo haya ganado un encuentro a domicilio en su carrera, casi imposible ya, por la permanencia. A esa máxima urgencia del conjunto vasco se suma la resta de jugadores en el conjunto de Juan Ignacio Martínez, que deberá reinventar el equipo casi al 50% tras las bajas de Francés, Francho, Petrovic, Grau y Narváez. El motor del campo se ha quedado huérfano, con Zapater como único especialista de la zona y la espera de la cirugía que aplique el entrenador para buscar los equilibrios tácticos y físicos. Vada sería una opción para reparar en parte el problema, pero la inconsistencia del argentino, sobre todo saliendo de inicio, indican que el técnico alicantino podría buscar otro tipo de soluciones. La de Lluís López como mediocentro, ensayada en los últimos minutos en Cartagonova, no podrá ser ya que el central deberá hacerse cargo de la ausencia de Francés, en misión internacional con la selección sub 21 al igual que Ángel López con la sub 19.

Los tres puntos, aun con nueve jornadas más por delante, son motivo más que suficiente para responder al cien por cien porque además de estar en juego la permanencia, el Real Zaragoza tiene pendiente una enorme deuda con su afición en viernes –día que no le gusta a JIM–, sábado, domingo y lunes. En casa sólo ha ofrecido cinco victorias en 16 encuentros, y es el local menos goleador con 13 tantos junto a Alcorcón y Real Sociedad B. No hay justificación alguna para salir cuanto antes y por quinta vez del infierno en las nueve temporadas que lleva en Segunda desde el último descenso: con Juan Ignacio Martínez el curso pasado; a las órdenes de Víctor Fernández en la 18-19; con César Láinez en el banquillo en la 16-17, y con Víctor Muñoz en la 13-14. Tres disputas de playoff con enormes frustraciones (gol de Araujo en Las Palmas en la final y tantos de Diamanka y Nino en las semifinales) y la vergüenza de Palamós frente al Llagostera completan la agonía en este periodo de rotundos fracasos deportivos que abarca a Agapito y sobre todo a la Fundación. El décimo aniversario de expulsión de le élite lo cubrirá el grupo inversor que lidera Jorge Mas en un porvenir tan ilusionante como incierto todavía.

La nueva propiedad exige la continuidad en la categoría para concretar oficialmente su entrada. Por lo tanto, el triunfo ante el Amorebieta (21.00) se presenta como una oportunidad para acelerar los trámites en un club que va muy tarde en la planificación de la próxima temporada, sin aclararse todavía el organigrama y la responsabilidad en las diferentes áreas, desde el director deportivo al entrenador. Con las sombras de Yarza y Forcén incrustadas como lapas en el territorio de la sospechas. Para derrotar a los vascos hay que superar la pájara de Cartagonova, donde un planteamiento moroso precisamente en la medular se tradujo en la segunda y más aparatosa paliza de la campaña. La formación de la delantera volverá a provocar una vez más el debate. Iván Azón, por méritos y racha goleadora, sería titular para cualquier entrenador, pero JIM es de ideas fijas y será complicado que el canterano desplace a Sabin Merino y Álvaro Giménez de las posiciones más ofensivas. Puche, quien debutó frente al Cartagena, dejaría su plaza a Bermejo, con Eugeni posiblemente de enganche.

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